El 17 de octubre de 1855
fue bautizado en la parroquia de Santa María de Borja fray Alejandro Laborda de San Camilo de Lelis que era hijo de
Santos Laborda, natural de Fuendejalón y de María Domínguez, nacida en nuestra
ciudad. Profesó como religioso agustino descalzo y a los 23 años fue enviado
como misionero a las Filipinas. Destinado en la localidad de Calapan (Mindoro),
tuvo que asistir a un devastador incendio que destruyó todas sus casas. Fray
Alejandro se dedicó con entusiasmo a la tarea de reconstrucción, recorriendo la
provincia de Batangas para allegar los recursos necesarios. En muy poco tiempo
edificó una nueva iglesia y muchas casas para acoger a sus feligreses.
Destinado más tarde a Iba, cuando iba de camino hacia esa localidad fue
sorprendido por una epidemia de cólera, volviendo a dejar testimonio de su
entrega y desprendimiento, asistiendo a los enfermos en hospitales
improvisados.
Tras dos años de
permanencia en Iba, en 1884 pasó a Botolan, donde durante trece años desempeñó
su ministerio pastoral. En 1897 volvió a ser destinado a Calapan, la localidad
que había resurgido de sus cenizas gracias a su labor.
Allí se encontraba
cuando los insurrectos, olvidando su ejecutoria personal, no vacilaron en
detenerlo como hicieron con otros muchos misioneros y lo llevaron cautivo a
Balagan, sometiéndolo a todo tipo de penalidades hasta que, consumido por la
disentería, falleció el 11 de julio de 1899, sin que hubiera podido lograr su
liberación, a pesar de que la guerra había terminado un año antes y estaba en
vigor el tratado de paz con los Estados Unidos de América, firmado unos meses
antes.
El 17 de octubre de
1909 nació en Calcena la madre Victoriana
Pérez Modrego. Era hija de Severino Pérez y de Pascuala Modrego y hermana
del Dr. D. Severino Pérez Modrego. Ingresó en la Congregación de Hermanas de la
Caridad de Santa Ana el 15 de septiembre de 1937, emitiendo los primeros votos
el 15 de septiembre de 1939 y la profesión perpétua el 15 de septiembre de
1944. Por sus cualidades excepcionales fue destinada como ayudante de la
Secretaría General de la Congregación, donde destacó por su gran preparación.
En 1953 pasó destinada al colegio de Santa Ana de Zaragoza, como superiora y en
1962 al de Calatayud.
Fue elegida Superiora
Provincial de la provincia de Ntra. Sra. del Pilar en 1962 y desde ese puesto
prestó un apoyo especial a las iniciativas que le fueron planteadas desde
Borja, en aquellos años de profunda renovación de las estructuras educativas de
nuestra ciudad, en las que la colaboración del colegio de Santa Ana fue
importantísima, cosa que muchos desconocen. Tras cesar en ese cargo, fue
destinado al Asilo de San Rafael de Madrid, como superiora, y en 1972 fue
elegida Vicaria Provincial de la provincia del Sagrado Corazón de Jesús, con
sede en la capital de España. En 1978 regresó a la Casa General de Zaragoza,
siendo la primera superiora de la Comunidad de Oración allí erigida. Falleció
el 30 de octubre de 1994, constituyendo su sepelio una gran manifestación de
duelo, con la presencia de numerosas personas que quisieron testimoniar su
afecto y su cariño hacia esta religiosa que supo vivir de acuerdo con el
carisma de su congregación, ayudando a todos los que se acercaron a ella, de
manera especial a los jóvenes sacerdotes.
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