El 5 de octubre de 1868
la Junta Revolucionaria que había asumido el control del Ayuntamiento de Borja,
tras la revolución denominada “La Gloriosa”, tomó el acuerdo de nombrar “Hijo
Adoptivo de Borja” a D. Luis Blanc y
Navarro, siendo la primera vez que se adoptó esa decisión.
Este personaje que
algunos confunden con el escritor francés Louis Blanc había nacido en Barbastro
en 1834 y era hijo de un modesto confitero que murió defendiendo sus ideas
liberales. A pesar de que el joven Luis dio muestras de una indudable
inteligencia, los escasos recursos familiares le impidieron cursar estudios. A
los 19 años de trasladó a Madrid para trabajar como amanuense de una familia
distinguida, pero sus inquietudes políticas le hicieron entrar en contacto con
los círculos más avanzados de la capital, afiliándose a una sociedad secreta.
Participó activamente en la revolución de 1854, como teniente de una de las
compañías de los batallones ciudadanos que se constituyeron.
Su entusiasmo
revolucionario quedó patente en todos los lugares en los que residió. Al
trasladarse a Barcelona, por asuntos familiares, no dudo en participar en los
sucesos de julio de 1856, resultando herido en un enfrentamiento con las
fuerzas del orden. De regreso a Madrid, entró a formar parte de otra sociedad
secreta, de ideología carbonaria, llamada “La Razón”, de la que fue elegido
Presidente.
Por aquellos años
comenzó a demostrar su capacidad como escritor, publicando su primer libro de
poesías y varias obras de teatro. Dejó constancia, asimismo, de sus recursos
como orador de verbo incendiario y de su interés por la cultura de las clases
populares. Fundó el “Casino Popular”, convertido pronto en un centro de
agitación revolucionaria. Tomó parte activa en los sucesos de 1866, siendo
herido de nuevo durante la sublevación del cuartel de San Gil. Condenado a
muerte, se refugió en Borja que, en aquellos momentos, era también un foco de
intensa actividad revolucionaria. Regresó clandestinamente a Madrid para
hacerse cargo de la presidencia de la Junta Revolucionario allí constituida.
Sus actividades políticas y sus artículos en algunos periódicos como El puñal y la espada o La Revolución, despertaron en interés de
la Policía, siendo detenido en enero de 1867. Le fue conmutada la pena de
muerte que pesaba sobre él, por la de 16 años de prisión, siendo enviado al
penal de Cartagena, donde salió en libertad 18 meses después.
Volvió otra vez a
Borja, retirándose en el Santuario de Misericordia, donde le sorprendió la revolución
de 1868, uniéndose a sus correligionarios para proclamas la Soberanía Nacional
en nuestra ciudad. Constituida una Junta Revolucionaria, bajo la presidencia
del entonces coronel D. José Díaz Ilarraza, le ofrecieron la Presidencia de
Honor, iniciando un recorrido triunfal por distintas localidades del partido,
hasta llegar a Zaragoza, donde fue elegido Presidente del Comité Republicano.
En las elecciones
celebradas en 1869 salió elegido Diputado por las circunscripciones de Zaragoza
y Barbastro, optando por el acta de Barbastro, por ser su ciudad natal. Fue
reelegido en todas las consultas electorales convocadas hasta la Restauración,
formando parte de la minoría que encabezaba Figueras, desarrollando una intensa
actividad parlamentaria. Durante la I República sus exaltadas convicciones le
llevaron a encabezar una sublevación en Barbastro, encaminada a proclamar el
cantón de Aragón. Tras la coronación de Alfonso XII se retiró de la política y
recorrió España al frente de una compañía infantil, con el fin de difundir sus
ideales entre los más jóvenes. Falleció en La Almunia de Doña Godina en 1887.
El Centro de Estudios Borjanos ha ido reuniendo las obras que publicó este
primer “Hijo Adoptivo” de nuestra ciudad.
El 5
de octubre de 1898 nació en Zaragoza D. José
Camón Aznar, cuya madre Dª. Celestina Aznar Tapia era natural de Tabuenca,
localidad en la que la familia Aznar, de noble estirpe, se encontraba
establecida desde tiempo inmemorial. Allí se conocieron sus padres, en el
transcurso de unas fiestas y, tras contraer matrimonio, fijaron su residencia
en Zaragoza, dado que el padre, natural de Caspe, ejercía como procurador en la
Audiencia Provincial. Sin embargo, el pequeño José visitaba Tabuenca durante
los veranos y allí permaneció una larga temporada con su abuela,
restableciéndose de un grave enfermedad.
Tras
cursar el Bachillerato, quiso matricularse en la Facultad de Filosofía y
Letras, pero su padre intento orientarle hacia el mundo del Derecho. Su
capacidad intelectual le permitió cursar simultáneamente las dos carreras y,
además, con su dominio del alemán, tradujo durante esos años varias obras de
Arte.
En
1927, con tan solo 28 años de edad, obtuvo la cátedra de Teoría de las Artes y
las Letras en la universidad de Salamanca y, en 1933, la de Historia del Arte
en la de Zaragoza. Finalmente, en 1942, ganó por oposición la cátedra de
Historia del Arte Medieval de la Universidad Central, en la que permaneció
hasta su jubilación en 1968. Se da la circunstancia de que llegó a ser Decano
de las tres facultades en las que ejerció la docencia.
Miembro
de las Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la Real Academia de la
Historia y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, también fue
propuesto en 1969 para la Real Academia Española. Fue también Académico
Correspondiente de la de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona, de la de San
Carlos de Valencia y de la de Bellas Artes de Lisboa, así como Académico de
Honor de la de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza.
Autor
de numerosas obras y artículos, fue fundador y director hasta su muerte de dos
importantes publicaciones, la Revista de Ideas
Estéticas del CSIC y la revista Goya
de la Fundación Lázaro Galdiano de la que fue Director. Patrono de varios
centros culturales de primera línea, en 1956 obtuvo el Premio Nacional de
Literatura, en su modalidad de Ensayo con su obra Picasso y el cubismo; y en 1972 le concedieron el Premio Nacional
Séneca por su obra teatral Ariadna.
Con su
colección de obras de Arte creó en Zaragoza el museo que, hasta hace poco,
llevó su nombre, siendo honrado con el título de “Hijo Predilecto y Meritísimo
de la ciudad de Zaragoza”. Por su parte, Tabuenca le concedió el de “Hijo
Adoptivo” y dio su nombre al Grupo Escolar. En ambas ocasiones visitó la
localidad, con la que siempre colaboró, intentando dar solución algunos de sus
problemas.
El 18 de octubre de
1971 fue nombrado Procurador en Cortes, en representación de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas. Falleció en Madrid el 14 de mayo de 1979.
El Centro de Estudios
Borjanos que ha reunido muchas de sus obras, publicó en 2003 un texto suyo
inédito, el prólogo a la Historia de
Tabuenca del Dr. D. Pedro de Pablo Aparicio.
El 5
de octubre de 1934 murió en Mallén el Cabo de la Guardia Civil D. Vicente Revilla Rodríguez. Había
nacido en Arellanosa de Muñoz (Burgos) en 1885 y estaba casado con Dª. Leocadia
González González, siendo padre de seis hijos. Estaba destinado en Tudela
cuando se inició el movimiento insurreccional de 1934, provocado por un
levantamiento del partido socialista. Aunque los incidentes más graves tuvieron
lugar en Asturias, la rebelión también alcanzó a nuestra comarca, especialmente
a Mallén, donde los miembros de la UGT, proclamaron el comunismo libertario y
salieron a las calles armados con escopetas de caza y algunas pistolas. Los
revolucionarios asaltaron el ayuntamiento y, tras desarmar a los alguaciles,
izaron su bandera en el balcón principal. A continuación se dirigieron al
cuartel de la Guardia Civil, logrando hacerse con el control del edificio, tras
un intercambio de disparos.
Ante
la gravedad de los hechos fue enviada una compañía de la Guardia Civil para
intentar controlar la situación. Cuando se acercaban a Mallén, sus efectivos
fueron recibidos con disparos, provocando la muerte del Cabo D. Vicente Revilla
y heridas a otro número de la Benemérita. También hubo heridos entre los
sublevados, muchos de los cuales huyeron de la localidad. Fue clausurada la
Casa del Pueblo, pero ante la actitud de algunos vecinos que volvieron a
intercambiar disparos con las fuerzas del Orden, resultando muerto Bonifacio de
Sola Arana, vecino de la localidad, fue preciso proclamar el estado de
guerra. El cadáver del cabo Revilla fue
trasladado a Tudela en cuyo cementerio recibió sepultura. En su lápida se hace
constar que “murió gloriosamente en Mallén”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario