Uno de
los espacios más bonitos con los que cuenta nuestra ciudad es el de la Estanca,
donde se unen Naturaleza y Arquitectura formando un conjunto que, quizás, no
valoramos suficientemente o, al menos, no disfrutamos como lo merece.
Esa sí
que es una ruta a promocionar, por la que transcurre uno de los “caminos a
Santiago”, dado que desde Figueruelas, pasando por la Fuempudia, Siete Cabezos,
Magallón, y esta zona discurría una antigua calzada romana, luego camino medieval
y eso no es un invento adaptado a las circunstancias actuales, sino una
realidad histórica.
Pero,
además de su carácter de antigua ruta, la distancia que la separa del casco
urbano de Borja, permite desplazarse hasta allí en bicicleta, incluso en
verano, contemplando atardeceres de gran belleza como el que fotografiamos hace
pocos días.
Por
eso, nos ha alegrado saber que el M. I. Ayuntamiento tiene el propósito de
continuar con la recuperación de esa zona, adecuando la Casa de la Estanca
(Bien de Interés Cultural) como observatorio de aves, finalidad que ya estaba
prevista cuando se acometió la restauración de este bellísimo monumento
mudéjar.
Lo que no hemos encontrado en el programa de
inversiones para el próximo ejercicio, o nos ha pasado desapercibido, ha sido
la restauración de los muros laterales del puente de Vulcafrailes, en grave
riesgo de desaparecer y merece la pena salvarlos, dado que el puente, muy cercano
a la Estanca, fue otro lugar emblemático
en esa antigua ruta que hemos comentado y en torno al cual confluían otros
caminos, por lo que, como en alguna otra ocasión hemos comentado, llegó a ser
un lugar donde se apostaban los bandoleros que asaltaban a los viajeros.
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