domingo, 30 de septiembre de 2018

Dos importantes ponencias sobre García Bacca


         La segunda parte de la Jornada Científica celebrada ayer en nuestro Centro contó con la presencia de dos ponentes de excepción. Por una parte, D. Ángel García Larraz, escritor y sobrino de Juan David García Bacca, y de D. Carlos Beorlegui Rodríguez, Catedrático y Profesor emérito de la Universidad de Deusto.




         Fue el Director del Seminario García Bacca, D. Roberto Aretxaga Burgos, el encargado de efectuar la presentación de ambos intervinientes, destacando en el primero de ellos su vinculación familiar con el ilustre filósofo, así como su faceta literaria y su condición de Director para España de la Fundación García Bacca de Caracas. Respecto al Prof. D. Carlos Beorlegui Rodríguez, con quien ha compartido durante muchos años su pasión por García Bacca en la Universidad de Deusto, resaltó el hecho de ser el más profundo conocedor de su figura y de su obra, al que ya dedicó su tesis doctoral y, desde entonces, ha publicado numerosos libros y trabajos en revistas especializadas, abordando los más diversos aspectos de su producción intelectual.



         La ponencia de D. Ángel García Larraz sorprendió tanto por su contenido como por la forma de su exposición, pues no en vano es, entre otras cosas, un hombre con amplio dominio de los recursos escénicos, dada su faceta de actor.
         Hizo alusión, en primer lugar, a la condición de García Bacca como un humanista en el que, como ensamblaje perfecto, se unían, interés, curiosidad, imaginación, honestidad y trabajo. Entre las singularidades de su producción resaltó su dominio del castellano que le permitió alcanzar una gran perfección lingüística en su obra escrita, fruto de un inmenso trabajo que le permitió publicar una ingente cantidad de libros, artículos y reseñas bibliográficas. Todo ello, desde su posición de pensador independiente, teniendo como meta las tareas que consideraba debían ser objeto de la Filosofía: trabajar en ciencia, técnica y economía política para, en virtud de ello, transformar el mundo natural.

         Habló de la riqueza de su biblioteca personal, donada por la familia al Gobierno de Navarra, en la que queda patente su forma de trabajar, con numerosas anotaciones marginales e, incluso, con la reseña de las fechas en que consultó cada obra para la elaboración de sus diversos trabajos. Se refirió también a la evolución de su pensamiento, a su labor como profesor en diversas universidades, algo de lo que siempre se consideró sumamente orgulloso y a su defensa del idioma castellano con el que también es posible filosofar. Terminó su intervención con la lectura de un fragmento de una de sus obras que resumía a la perfección el concepto que tuvo de la Filosofía a la que consagró su vida.




         La ponencia del Prof. D. Carlos Beorlegui Rodríguez fue una pieza magistral en torno a la filosofía de García Bacca, en el contexto del exilio republicano, en la que puso de manifiesto su profundo conocimiento de un pensador al que se acercó de manera casual al descubrir, cuando todavía era muy joven, una obra dedicada a su figura en una librería pamplonesa. De esa manera surgió su interés por un filósofo del que, al igual que otros exiliados, no había tenido recibido información en el transcurso de su formación universitaria.
         En su intervención situó su obra en el marco de una sucesión de generaciones que, a partir de la crisis del 98, quisieron retomar la razón de ser de España, desde la generación de 1910, a la del exilio, pasando por la de 1927, con mención a los más destacados representantes de cada una de ellas.
         García Bacca fue, inicialmente, el más destacado exponente de lo que, de alguna manera, podría llamarse la escuela de Barcelona, en contraposición a la de Madrid que tuvo en Zubiri a su más claro representante, poniendo de manifiesto las similitudes y las diferencias entre uno y otros. Mientras Zubiri puede ser considerado un hombre del exilio interior, García Bacca forma parte de esa ingente cantidad de intelectuales que optaron por el exilio exterior, como consecuencia del trauma de la guerra civil. Sobre esta tragedia se preguntó qué hubiera sido de la vida intelectual española a lo largo de buena parte del siglo XX si todos ellos hubieran permanecido aquí. Pero no fue así y García Bacca, como tantos otros, ejerció su magisterio al otro lado del Atlántico y allí desarrolló su ingente labor intelectual en la que una de sus características fundamentales fue la constante evolución de su pensamiento que hace imposible adscribirlo a una corriente determinada.
         El olvido que durante muchos años se cernió sobre su obra, incidió de manera notable en el hecho de que, cuando fue posible conocerla en toda su dimensión, la  Filosofía española tenía ya otros puntos de referencia, por lo que, en gran medida, García Bacca sigue siendo un gran desconocido. De ahí el interés de iniciativas como las de nuestro Centro, merced a las cuales se puede conservar, al menos, su ingente producción intelectual.
         El acto finalizó con la presentación de la obra que Ángel García Larraz ha escrito sobre su tío con el título Juan David García Bacca. Filósofo, humanista y liberador, a la que dedicaremos un comentario especial.
         Posteriormente, el Centro de Estudios Borjanos ofreció una cena a todos los ponentes, como colofón a esta intensa jornada dedicada a reivindicar la figura de un destacado personaje que, sin ser borjano, tiene una especial vinculación familiar con nuestra ciudad.

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