lunes, 10 de septiembre de 2018

Recordando al antiguo convento de franciscanos de Mallén


         En Mallén existió un convento de franciscanos, bajo la advocación de Nuestra Señora de Torrellas, que fue fundado en 1616 para lo que el Ayuntamiento de la villa cedió la ermita que existía en las proximidades del casco urbano.

         Al convento le dedicamos un artículo, hace ya algunos años, y ahora hemos vuelto a recordarlo, a raíz de los datos aparecidos en el archivo de la familia Zapata que estamos clasificando.




         El convento que fue hijo del de Borja, dado que de nuestra ciudad salieron quienes se establecieron en él, fue abandonado durante la Guerra de la Independencia. Sus frailes fueron alojados, provisionalmente, junto a la ermita de la Virgen del Puy, hasta que finalmente desapareció, como consecuencia de la Desamortización de 1835.
Aquella medida supuso un duro golpe para el Patrimonio Cultural español. Numerosos edificios religiosos, entre ellos el de Mallén, dejaron de cumplir su cometido y, salvo los reutilizados para otros fines, terminaron convirtiéndose en ruinas.
D. Francisco Javier Córdoba, que fue párroco de Mallén, en su obra Manlia y Mallén, publicada en 1884, hacía alusión a ese  “inmenso montón de escombros que imponente se alza hoy sobre aquel sagrado lugar, que hasta poco ha fue la augusta casa de Dios y el venerado sepulcro de nuestros padres, que aplastados yacen hoy bajo sus ruinas”.

Sus muros fueron derribados por el Ayuntamiento de Mallen “porque amenazaban peligro y sólo quedó en píe ese machón que fotografiamos en su momento, junto al yacimiento arqueológico que toma el nombre de “El convento”.



Pero, como tantos otros conventos franciscanos, hubo una época que gozó del favor de los habitantes de la villa, que lo eligieron como sepultura y construyeron capillas en su templo. Una de ellas fue la de los Zapata, dedicada a San Alejandro, mártir, en 1756.



         La Iglesia venera a un elevado número de mártires que llevaron el nombre de Alejandro. En un rápido recuento hemos encontrado a 26, cuyas fiestas se reparten a lo largo del calendario litúrgico, entre los que aparecen desde un Papa a varios obispos, entre ellos el Patrón de los carboneros, o un diácono. Es imposible establecer a quien estuvo dedicada la capilla, cuya construcción vino motivada para acoger la reliquia de la cabeza de un mártir llamado San Alejandro que había sido donada al convento por D. Miguel de Jaca y Niño, de quienes eran herederos D. Juan Crisóstomo Zapata, del hábito de San Juan y teniente coronel de los Reales Ejércitos y Dª. María Josefa Galván y Niño, su esposa.



         D. Miguel de Jaca procedía de Mallén, donde había nacido su padre y su abuelo paterno. Fue un destacado personaje que llegó a ser nombrado Justicia de Aragón en 1706, siendo depuesto al año siguiente por el archiduque Carlos, al considerarlo defensor de la causa borbónica.
         Comoquiera que la reliquia había sido depositada sobre diversos altares, quedando sometida al expolio incontrolado de parte de ella, sus herederos decidieron que, para el culto y veneración debidos, se colocase en una urna de cristal, dentro de un relicario colocado en el retablo de la capilla construida al efecto, el cual fue adornado con “estatuas de diferentes devociones” y “dorándolo a la mayor perfección”.

         Por el documento de otorgamiento de la citada capilla, testificado por el notario de Mallén D. Luis Pérez Petinto, el 30 de mayo de 1756, sabemos que estaba situada a la derecha del altar mayor, junto a la capilla de San Antonio Abad, y que la reliquia se sacaba en caso de tempestades, de las que era considerada protectora.




         Nada sabemos del destino final de la reliquia, ni de todo el conjunto de obras que constituían el exorno de la iglesia conventual, salvo el retablo mayor de la misma que fue llevado a Novillas, siendo el actual retablo mayor de la misma, aunque bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Esperanza. Como prueba inequívoca de su procedencia en la parte inferior del mismo figuran los emblemas de la Seráfica Orden, arriba reproducidos.

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