Marisa del Campo es una gran poetisa con amores y recuerdos compartidos entre Ainzón, de donde era su padre, y Santander, la tierra de su madre. Suele llamarnos y, con la excelente memoria de la que hace gala, nos recuerda multitud de anécdotas relacionadas con su vida y su extensa producción poética.
Ayer
nos llamó para pedirnos el código postal de Ainzón pues quería felicitar a un
ilustre profesor cuya trayectoria ha seguido con entusiasmo. Pero, entre las muchas
cosas de las que nos habló, hizo referencia a un romance que dedicó a Ainzón.
Apareció publicado en su obra Apuntes del
natural, editada en 1970, dentro del romancero dedicado a Aragón que
prologó Santiago Lorén.
Nos
comentaba que, en su momento gustó mucho y sirvió de complemento para los
envíos navideños de una conocida bodega de la localidad. Temía, sin embargo,
que las nuevas generaciones no lo conocieran.
Comoquiera
que tenemos en nuestra biblioteca toda su obra literaria, hemos querido
reproducirlo, tal como aparece en el libro; un ejemplar que además está
dedicado por la autora, no a nosotros sino a quien calificaba como su “amigo
mejor”. Él o sus descendientes lo pusieron a la venta y así llegó hasta
nosotros.
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