El de Biar es uno de los grandes castillos de la provincia de Alicante y, en concreto, de la comarca del Vinalopó. De origen almohade, tuvo tras la Reconquista una importancia excepcional para Aragón, dado que representaba el límite con el reino de Castilla.
Ya,
por el tratado de Cazorla suscrito en 1179, se había acordado que el castillo
marcaría el límite de la expansión por tierras musulmanas de los reinos de
Aragón y Castilla. Reconquistado por Jaime I en 1245, su importancia
estratégica fue muy grande, dada su ubicación en una zona objeto de constantes
disputas entre aragoneses y castellanos. De ahí, que se procediera a reforzar
sus defensas a través de sucesivas obras de reforma.
Durante
la Guerra de Sucesión permaneció fiel a la causa borbónica sin que las tropas
austracistas lograran rendir el castillo que volvió a adquirir importancia
estratégica durante la Guerra de la Independencia.
A
partir de entonces, fue paulatinamente abandonado y, como otras fortalezas,
llegó a ser utilizado como cementerio. A mediados del siglo XX su ruina era
avanzada, sin que se conservara ninguna de sus dependencias interiores, salvo
la torre del homenaje.
Desde
entonces, el castillo ha sido objeto de varias actuaciones encaminadas a
consolidar sus muros, en riesgo de derrumbamiento. Todo ello, en el marco de un
proyecto redactado por el Grupo de Investigación PAISAR de la Universidad
Politécnica de Valencia, al que le fue encargado por el Ministerio de Cultura,
del que fueron responsables los profesores D. Miguel del Rey; D. Antonio Gallud
y D. Ignacio Fuster.
Al
redactar este artículo, hemos encontrado algunas críticas respecto al resultado
de la intervención, especialmente referidas al recrecimiento de los muros y a
la textura de los paramentos que, por otra parte, aparecen justificadas en
algunos trabajos publicados por los arquitectos responsables de las obras.
La
torre del homenaje de planta cuadrangular tiene tres plantas, dos de las cuales
se cubre con bóveda nervada almohade, siendo unas de las más antiguas de España
e. incluso, del norte de África.
Finalizamos
con estas bonitas imágenes en las que se ve el castillo, dominando la localidad
de la que constituye su principal recurso turístico, y emergiendo entre la
niebla, como si fuera un buque con la torre del homenaje en su popa.
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