martes, 28 de junio de 2022

Hay que tomar en serio las pintadas

 

         En repetidas ocasiones venimos insistiendo en el problema que representan las pintadas en cualquier lugar, pero especialmente en los cascos históricos. Recientemente (el 2 de abril de este año) dimos cuenta de la importante sentencia del Tribunal Supremo por la que se condenaba al autor de una pintada en un monumento madrileño a cinco meses de cárcel y al pago de los trabajos de restauración. La jurisprudencia que crea tiene una especial incidencia en casos como el de Borja donde, por ser su casco histórico BIC, las pintadas se convierten en delitos.

         Estos últimos días han aparecido un buen número de pintadas realizadas por una persona que, en su osadía, ha llegado ha dejar su firma en la escalera de acceso a la Casa Consistorial.






         Su deleznable proceder ha afectado a muros recientemente pintados, como el situado junto a la Casa de las Conchas, a muchos lugares de Borja, tanto sobre piedra, como ladrillo, revoco o metal, llegando a pintar incluso en pavimento de la calle de San Francisco.

         Estamos ante una cuestión grave que impresionó a quien, durante el pasado fin de semana al destacado arquitecto que nos visitó. Ante ello ya no cabe el volver la vista hacia otro lado. Hay que identificar al autor e interponer la correspondiente denuncia. Y en su identificación deben participar, si es necesario, la Guardia Civil. Ante un caso similar, en Calatayud lo hizo la Policía Nacional (allí hay comisaría). La denuncia la puede interponer cualquier persona, como ya pretendían hacerlo este fin de semana, aunque parece más lógico esperar a la actuación de las autoridades municipales.



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