Nuestro
fiel colaborador D. Manuel Villarroya Pérez nos acaba de entregar el último
número de la Gaceta de Talamantes, la
revista que fundó y dirige con ejemplar dedicación. Este número tiene carácter
monográfico y está dedicado a un ilustre talamantino, D. Luis Basurte Sanz, con
motivo de su 87º cumpleaños.
Nacido
en Talamantes, en 1927, donde era párroco su tío D. Pascasio Basurte, residió
en esa localidad hasta los seis años, ya que la familia se trasladó a Zaragoza.
Sin embargo, el recuerdo de su lugar de origen le ha acompañado a lo largo de
su singular trayectoria, en la que siempre se decantó hacia actividades de tipo
humanístico. Ha destacado por su afición a la Pintura, la Poesía y el Teatro.
Socio de la Agrupación Artística Aragonesa, durante muchos años, en la
actualidad es miembro del Club Cultura 33 y del Ateneo de Zaragoza, donde
recientemente expuso una muestra de sus dibujos a plumilla.
Con
la revista nos ha llegado el folleto titulado Talamantes. Historia, Tradición y Leyendas que ha realizado D. Luis
Basurte, a partir de los cuentos que le relataba su tío D. Pascasio, cuando era
niño. Aunque divididos en cuatro “leyendas”, son en realidad dos relatos
literarios sobre la supuesta fundación de la localidad y sobre la salvación del
castillo de Talamantes durante los enfrentamientos entre castellanos y
aragoneses, merced a la milagrosa intervención de San Miguel.
Es
curioso el primero, ya que entronca con una arriesgada hipótesis sobre la
etimología del nombre del municipio que ha llegado a cobrar carta de naturaleza
en el escudo heráldico del mismo. En relación con la misma, basta señalar que
la existencia de Talamantes está documentada con anterioridad al reinado de
Alfonso II.
Respecto
a la “historia” del castillo, es preciso puntualizar que Talamantes desempeñó
un papel importante en la llamada guerra de los dos Pedros, por el hecho de
que, en su término, había no uno sino tres castillos que fueron arrasados por
los castellanos. En otra ocasión ya hemos hecho referencia a los de Ferrera y
Ferrellón, uno de los cuales ya no fue reconstruido tras la guerra. Por otra
parte, los templarios hacía ya tiempo que habían abandonado Talamantes, pues la
orden había sido disuelta en 1312.
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