De
sorprendente podemos calificar este díptico que nos acaba de donar D. Jesús
Arcega López, cuidadosamente editado en la Tipografía Gambón de Zaragoza, en 1935.
Ello obedece, tanto a la fecha de su publicación como a su contenido, pues se
trata de una invitación a los actos programados, en torno a la fiesta de la
Ascensión que aquel año tuvo lugar el 30 de mayo.
En
dicha fiesta celebraron su Primera Comunión 6 niños y 6 niñas de esa localidad
que, en aquellos momentos, tenía 241 habitantes, y cuyos nombres se relacionan en el díptico.
Los
actos, muy bien organizados, se iniciaron la víspera con volteo general de
campanas y la Confesión de los niños que, al día siguiente, iban a comulgar. Al
amanecer del día 30, se cantó la tradicional Aurora por las calles del
municipio, seguida de la Misa cantada que tuvo lugar a las 8 de la mañana, para
ajustarse a las normas del ayuno eucarístico, entonces vigentes. En ella
cantaron “escogidos motetes” las Hijas de María y los niños, no faltando el
sermón y los “fervorines”, a cargo del párroco. Luego, a las dos de la tarde,
volvieron a recorrer las calles, cantando el Santo Rosario, para terminar en la
parroquia con el “Ejercicio de las Flores”, propio del mes de mayo.
Pero,
lo más llamativo fue el Certamen Catequístico que protagonizaron niños y
mayores, con una serie de actuaciones musicales y literarias, así como un
reparto de premios “según rigurosos méritos de aplicación y asistencia al
Catecismo”.
Detrás
de todo ello estaba la incansable actividad de un párroco ejemplar, el borjano
D. Eugenio Villafranca Aragón (1885-1956), que había tomado posesión como
ecónomo de esa parroquia el 6 de septiembre de 1934, sobre el que volveremos otro
día, pues merece la pena recordar otros aspectos de su personalidad.
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