El 26 de junio de 1552,
el notario de Borja Miguel Brun levantó testimonio del milagro acaecido en
Mallén, el domingo de Quasimodo de ese año, en la persona de Beatriz de Orense, casada con Pedro “El
feo”, con el que llevaba una vida itinerante. Tras sufrir un ictus, en febrero
de 1551, encontrándose en la Rioja alavesa, quedó muy disminuida, con la mano y
pierna izquierdas paralizadas, así como con dificultades para expresarse. Desde
ese momento tuvo que valerse de unas muletas para andar. Al tener noticia de
que, en Mallén se celebraba todos los años una romería, el domingo siguiente a
la Pascua, a la ermita de Ntra. Sra. de Torrellas (donde más tarde se levantó
el convento de franciscanos), a la que acudían enfermos y pobres de muchos
lugares, decidió ir con su marido. Tras velar toda la noche en la ermita,
asistió a la misa que celebró un religioso de Borja. Al término de la misma, le
pareció “que ensoñaba que la soltaban y que tenía dormido el pie”. Al
levantarse del suelo donde estaba reclinada, notó que podía andar con soltura
y, abandonando las muletas, pudo dar tres vueltas a la ermita entre el regocijo
general.
El 26 de junio de 1622
se otorgó licencia municipal para la construcción del convento de capuchinos de
Borja, cuya primera piedra se colocó en el verano de 1623. El impulsor de esta
iniciativa fue D. Juan de Pradilla,
un rico hacendado, casado en aquellos momentos con Dª. Gracia de Rada, y con
residencia. Sus restos reposan en la iglesia del convento que había fundado,
donde aún se conserva su lápida.
El 26 de junio de 1652
nació en Ambel fray José Antonio Hebrera
y Esmir, en el seno de una familia noble. A edad muy temprana profesó en la
orden franciscana, en la que llegó a desempeñas numerosos cargos: Predicador
General, Definidor, Comisario Visitador de la provincia de Compostela,
Secretario General de la Orden y Superior de la provincia de Aragón. Peo su
nombre está unido a su trabajo como cronista, siendo autor de la Crónica de la
provincia de Aragón y de otras obras como la Vida del Beato Agno de Gallur.
Donó a la iglesia parroquial de Ambel una importante colección de reliquias que
vinieron a sumarse a las reunidas por el comendador D. Pedro de Monserrat en el
siglo anterior. Falleció en el convento de San Francisco de Zaragoza el 30 de
mayo de 1719.
El 26 de junio de 1845 D. Tomás Gallego, ilustre hijo de
Magallón, otorgó testamento en el que legaba la mayor parte de su fortuna al
Hospital de Nuestra Señora del Buen Suceso de su villa natal. Merced a esa
cantidad pudo construirse un nuevo edificio que ha llegado hasta nuestros días
y recientemente fue restaurado para fines culturales.
El 26 de junio de 1886
nació en Borja la hermana Juana
Corellano Zaro. Ingresó en la congregación de Hermanas de la Caridad de
Santa Ana el 15 de agosto de 1906, efectuando la profesión perpetua el 15 de
agosto de 1931. En 1908 fue destinado al Hospital Clínico de Barcelona, en el que
transcurrió toda su vida religiosa. Sesenta y tres años de entrega al servicio
de los enfermos, a pesar de las limitaciones físicas derivadas de la grave
enfermedad contraída en 1942, en el desempeño de su deber, que obligó a
amputarle una pierna. Fue coetánea de otras religiosas borjanas que
desarrollaron su actividad apostólica en el mismo hospital como la hermana
Pedtra Zaro Fraguas, la hermana Miguela Lajusticia Navarro y la hermana María
Tejero Chueca. Falleció el 29 de octubre de 1971, a los 85 años de edad.
El 26
de junio de 1901 nació en Pamplona el gran filósofo D. Juan David García Bacca.
Su padre, D. Juan Isidro García Barranco, natural de Belmonte (Zaragoza) había
ejercido como maestro en Borja, donde nacieron sus hijas María y Francisca. Al
morir su primera esposa, contrajo nuevo matrimonio con Dª. Martina Baca
Benavides, natural de Zamora, y trasladó su residencia a esa ciudad, pasando
después destinado a Pamplona, donde nació Juan David. Volvió a nuestra ciudad,
cuando se vio forzado a pedir el retiro por motivos de salud y aquí falleció en
1911. Sus restos reposan en el cementerio de Borja, junto a los de su segunda
mujer, fallecida en 1922.
Los
primeros años de García Bacca transcurrieron en esta ciudad, hasta que a los 10
años fue enviado al colegio que los claretianos tenían en Alagón. Tras
completar su formación en prestigiosos centros de Lovaina y Friburgo, fue
ordenado sacerdote en 1925. Posteriormente, orientó sus inquietudes hacia la
Ciencia, cursando estudios en Munich sobre Física Atómica y otras materias de
gran actualidad en aquellos momentos, como la Teoría de la Relatividad, el
cálculo infinitesimal o la teoría de los números. A partir de 1933 fue Profesor
encargado de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la universidad de Barcelona y,
en 1935, obtuvo por oposición la cátedra de Introducción a la Filosofía de la
Ciencia en la universidad de Santiago de Compostela, de la que no llegó a tomar
posesión pues la guerra le sorprendió en Santander, desde donde decidió marchar
París, dando comienzo a un largo exilio. En 1939, se trasladó a Quito, de cuya
universidad fue profesor durante tres años y, desde allí, pasó a México como
profesor de la Universidad Nacional Autónoma. Continuó su actividad docente en la
Universidad Central de Caracas y, en 1952, adquirió la nacionalidad venezolana.
Al retirarse, se estableció en el valle de Tumbaco, a las afueras de Quito, en
compañía de su esposa Dª. Fanny Palacios, donde falleció el 5 de agosto de
1992.
De su
ingente producción científica, de su prestigio internacional y de las numerosas
recompensas recibidas hemos dado noticia en diversas ocasiones, dado que el Centro
de Estudios Borjanos ha puesto especial empeño en reunir toda su obra, creando
el pasado año un seminario dedicado expresamente a su memoria. Probablemente, nuestra
biblioteca conserva una de las mejores colecciones de libros y artículos
publicados por él y de estudios sobre su figura.
El 26 de junio de 1999
falleció en Borja D. José Diago Abán.
Nacido en 1921, quedó huérfano, a los 15 años, al ser fusilado su padre D.
Miguel Diago Borja, dirigente de la UGT local. Toda su vida laboral transcurrió
en la Carretería Viamonte de la calle Moncayo y en el propio taller de herrería
que creó al independizarse. Su voluminosa figura se hizo popular en la plaza
del Mercado donde, con ocasión de las Ferias y Fiestas, popularizo los
almuerzos matutinos que él mismo preparaba, tras su fallecimiento, el M. I.
Ayuntamiento, presidido por D. Luis María Garriga, quiso honrar su memoria,
dedicándole la pequeña fuente instalada en esa plaza.
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