lunes, 5 de junio de 2017

Feliz Pascua de Pentecostés


         Ayer celebró la Iglesia la solemnidad de Pentecostés con la que se clausura el Ciclo Pascual. Nuestra felicitación toma como ilustración una de las tablas procedentes del antiguo retablo mayor de Santa María que, en la actualidad, puede admirarse en el Museo de la Colegiata.
         Merece la pena volver a destacar la importancia de este excepcional conjunto de pinturas góticas, obra de los hermanos Zahortiga, que por sí mismo justifican una visita a Borja, junto con otros muchos alicientes.
         El interés de estas tablas no se circunscribe a los aspectos artísticos, dado que por la condición de judíos de los artistas que las realizaron ofrece numerosos detalles sobre la concepción religiosa de esa minoría, puesta de relieve por los especialistas que las han analizado, así como sobre la vida cotidiana de la época (la segunda mitad del siglo XV).
         En el caso concreto de la tabla que reproducimos, hay que señalar la arquitectura del cenáculo; las banquetas sobre las que se sientan los Apóstoles que aparecen en primer plano; o los trajes que visten todos ellos, con el detalle de la concha en el ala del sombrero de Santiago.

         La Virgen ocupa el centro de la escena y, en torno suyo, se agrupan en oración los doce Apóstoles (ya había sido reemplazado Judas). Sobre la cabeza de María hace irrupción la paloma que representa al Espíritu Santo, de la que proceden esas llamaradas de fuego de las que no hablan los Hechos de los Apóstoles. Es significativo que el recinto, de forma hexagonal, carece de ventanas, lo que no ocurre en aquellas tablas que representan al “templo”; probablemente haciendo alusión al cenáculo en el que, completamente cerrado, se habían recluido en oración, “por temor a los judíos”.

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