El 12 de noviembre de
1721 fue bautizado en la iglesia parroquial de Mallén D. Diego Antonio Villanova y Jiménez. Era hijo de D. Diego
Villanova y Lajusticia y de Dª. Magdalena Jiménez Guerrero. Los Villanova eran
una familia de infanzones establecida en Mallén desde hacía varias
generaciones. Tanto su abuelo D. Diego Villanova y Monterde como su bisabuelo
D. Miguel de Villanova, que era caballero de Santiago, fueron Justicias Mayores
de esa localidad. Por otro lado, su abuela paterna Dª. Juana María Lajusticia
Sangil era natural de Borja y descendiente de dos ilustres familias de esa
ciudad. La relación de los Villanova con la Orden de San Juan de Jerusalén, de
Rodas y de Malta era muy estrecha. Un hermano de su padre, D. Francisco
Villanova y Lajusticia era miembro de la misma, al igual que varios hermanos de
su abuelo. Por línea materna había también varios caballeros. Un hermano de su
abuela, D. Francisco Guerrero era comendador y también llegó a serlo D. Francisco
Zapata y Guerrero. No es de extrañar por lo tanto que, a los 17 años de edad,
el joven Diego Antonio ingresara en la orden, siendo dispensado de probar la
nobleza de sus apellidos.
El 12 de noviembre de
1825 nació en Borja D. Miguel Lardiés y
Callizo. Pertenecía a una familia acomodada, por lo que pudo ser educado
como interno en el colegio Ponzano de Zaragoza. Muy pronto destacó por sus
ideas revolucionarias que encontraron adecuado caldo de cultivo en una ciudad
como Borja, donde se sucedían las revueltas y conspiraciones. Perseguido por el
gobierno, tuvo que huir hasta que pudo beneficiarse de un decreto de amnistía.
El 1 de enero de 1854 fue elegido Alcalde de Borja, contribuyendo al
pronunciamiento de aquel año. Se distinguió como capitán de la Milicia Nacional
hasta que, en 1865, decidió retirarse de la actividad política, como
consecuencia del cambio de gobierno que tuvo lugar ese año. Sin embargo,
continuó siendo fiel a sus ideales y, en 1865, fundó un casino en el que reunía
a buena parte de la juventud borjana, a la que intentó sumar a la causa
republicana. Participó activamente en el pronunciamiento de 1866, siendo
detenido y trasladado a Zaragoza para ser sometido a un Consejo de Guerra. Poco
después se encontraba en libertad, relacionándose por carta con los más
destacados líderes republicanos del momento. Tras la revolución de la Gloriosa,
en la que volvió a tener un papel muy señalado, fue nombrado Presidente de la
Junta Revolucionaria y más tarde Alcalde Popular y Comandante de la Milicia
Naciona. En 1869 fue elegido Diputado a las Cortes Constituyentes por la
circunscripción de Zaragoza. Volvió a desempeñar la Alcaldía de nuestra ciudad
durante otros dos períodos: del 16 de enero de 1870 al 1 de enero de 1871 y del
1 de febrero de 1872 al 24 de agosto de 1873. Entre ambas etapas fue Gobernador
Civil de Cuenca. Lardiés fue el líder indiscutible de los republicanos borjanos
y gozó de gran prestigio. Al proclamarse la I República quisieron dar su nombre
a la calle de las Botigas (ahora Coloma). La propuesta del Comité Republicano
no contó con la aprobación del Alcalde que era entonces el propio Lardiés.
Curiosamente, en 1920, siendo Alcalde D. Rodolfo Araus fue aprobado el cambio
de denominación de seis calles para honrar la memoria de destacados personajes
borjanos y de nuevo se dio el nombre de “Miguel Lardiés” a la calle de las
Botigas, aunque el acuerdo no llegó a materializarse.
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