Terminamos
esta serie de reportajes que hemos dedicado a la pasada concentración con un
homenaje a todos esos hombres y mujeres que, sin hacerse notar, hacen posible
el desfile de gigantes y cabezudos. Son miembros, en su mayoría, de
asociaciones de voluntarios que no son visibles salvo que, en sus frenéticos
bailes se alcen las faldas de los gigantes o levanten el cabezudo. Pero, sin
ellos, la fiesta no sería posible.
Visten
uniformes diferentes, algunos muy característicos, pero todos comparten la
misma ilusión y dedican muchas horas de su tiempo a ensayar, poner a punto las
distintas figuras y las trasladan, cada día con mayor frecuencia, a las
localidades en las que se celebran estas concentraciones que mantienen viva la
tradición.
No
viajan solos, sino acompañados por otras personas que también desempeñan un
papel importante, portando los carteles identificadores de cada comparsa, o las
banderas de su localidad o comunidad. Nuestro reconocimiento también a todos
ellos.
Y
nuestra gratitud también a quienes, con especial dedicación realizaron el
amplísimo reportaje fotográfico del que proceden las imágenes con las que hemos
ilustrado estos artículos, en los que no hemos podido dar cabida a muchas de
ellas.
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