domingo, 19 de mayo de 2019

El códice Voynich y Borja


         El manuscrito o códice Voynich, que debe su nombre a Wilfrid M. Voynich (1865-1930), quien lo adquirió en 1912, tras pasar por numerosas manos y, posteriormente, lo donó a la universidad de Yale, donde actualmente se conserva, ha fascinado a los especialistas, entre otras razones por sus curiosas ilustraciones y por estar redactado en una lengua desconocida que, hasta el momento, ha sido imposible de descifrar, a pesar de los reiterados intentos para lograrlo, hasta el punto de que algunos consideran que se trata de un falso idioma, fruto de un divertimento del desconocido autor del mismo. Lo que sí está demostrado, mediante datación por Carbono 14, es que fue escrito entre 1404 y 1438.





         Ahora, Gerard Cheshire, un investigador de la universidad de Bristol ha anunciado en la revista Romance Studies el supuesto descubrimiento de que la lengua utilizada fue un idioma desaparecido del que derivaron el español, el portugués y el italiano, entre otras. Esta interpretación ha sido cuestionada por otros muchos expertos que han recordado el hecho de que, periódicamente, son dadas a conocer las más diversas interpretaciones sobre este enigmático texto.



        Pero, en esta ocasión, el autor del trabajo aunque no aporta la traducción completa del libro, circunscrita por el momento a algunas palabras, llega más lejos al afirmar que fue realizado por unas religiosas dominicas de Ischia (Nápoles) para la reina Dª. María de Castilla, esposa de Alfonso V de Aragón, que acaba de conquistar ese reino.

         En su opinión, uno de los dibujos del libro representa aspectos relacionados con esa isla de la bahía de Nápoles, tales como la erupción de un volcán (A) que sorprendió a sus habitantes y dio lugar a la formación del islote de Vulcanello que, en 1550, se unió a otro también de origen magmático. También está reflejado el volcán principal de Ischia (B).



         El señalado con la letra C correspondería al islote donde actualmente se levanta la bellísima fortaleza conocida con el nombre de “Castillo de los Aragoneses”. Lo que nos sorprende es que la D hace referencia supuestamente a la isla de Lipari, también de origen volcánico pero situada al norte de Sicilia, a unos 144 millas de Nápoles.




         Ignoramos si la interpretación del investigador de Bristol es correcta o si se trata de una más de las numerosas hipótesis relacionadas con el misterioso manuscrito. Pero ya que estamos en ese marco irreal de las suposiciones, nos atrevemos a lanzar una más.
         Si el códice fue regalado a la reina Dª. María, debemos recordar que, abandonada por su esposo Alfonso V quien, tras la conquista de Nápoles, se entregó a devaneos amorosos, con varias damas napolitanas, entre las que destacó Lucrezia d’Alagno (con la que intentó casarse), estableció durante algún tiempo su residencia en Borja.
         La historia de esta desdichada reina de Aragón está unida a la de nuestra localidad, a la que favoreció mucho y, probablemente, influyó en la concesión del título de ciudad. Se conservan documentos relacionados con adquisiciones para la pequeña corte que aquí tuvo, entre ellas vajilla de Manises y hasta una viola, como se comentó en el reciente Congreso Internacional de Musicología. De ahí que nos atrevamos a sugerir, sin ningún fundamento, que el códice Voynich pudo estar en Borja, sirviendo de entretenimiento a la soberana en esas largas veladas a la sombra de nuestro castillo. Por soñar...

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