El
Frente de Afirmación Hispanista nos acaba de enviar la segunda edición
(aumentada) de la obra Presencia de
Bolívar en la Poesía, en la que Orlando Materán Alfonzo recopila un elevado
número de poemas, dedicados al “Libertador”, por más de 60 autores, entre los
que se encuentran Rubén Darío, Miguel Ángel Asturias y Pablo Nureda. Lleva como
epílogo un fragmento del Prefacio de la obra Bolívar, publicada por Salvador de Madariaga en 1951, que merece la
pena releer.
Desde
Portugal, la Câmara de Loulé nos ha remitido la obra O Algarve arcaico de Lídia Jorge (Ventos de mudança), que está basada
en el trabajo que para la obtención del grado de “Mestrado” defendió el autor,
Fernando Campos Gouveia, en la Universidade Aberta de Lisboa, en 2009.
El
prólogo es del Prof. Dr. Rui de Azevedo Teixeira que dirigió al investigación sobre
la obra literaria de esta escritora portuguesa contemporánea (Boliqueime, 1946)
y, en concreto, sobre cuatro de sus obras que tienen como nexo común el
Algarve.
Como
señala el Prof. Rui de Azevedo, bajo el pretexto de un análisis literario, el
libro de Fernando Campos lo que, en realidad, muestra es la realidad de una
provincia “que todos los portugueses conocen y sobre la que nada, o muy poco,
saben”. Otro tanto ocurre con todos los que llegan hasta allí, atraídos por sus
playas y hoteles, sin percatarse de los valores que, más allá de la
superficialidad turística, encierra y que podemos descubrir de la mano de Lídia
Jorge y de Fernando Campos.
A raíz
de la noticia que difundimos hace unos días, sobre un supuesto descubrimiento
en torno al manuscrito Voynich y la posibilidad de que fuera escrito con
destino a la reina Dª. María, esposa de Alfonso V, sugerimos como mera hipótesis
que si eso era cierto, pudo haber estado en Borja, donde la soberana residió
varios años.
Por
eso y para responder al interés de algunas personas hemos adquirido la obra El manuscrito Voynich. Un enigma sin
resolver que Gerry Kennedy y Rob Churchill publicaron en 2004 y cuya
traducción al español apareció al año siguiente.
Lógicamente,
el tiempo transcurrido impide que, en ella, aparezcan los últimos intentos de aproximación
a ese enigma que ha concitado la atención de muchos investigadores, dando lugar
a las más diversas teorías.
Se da
la circunstancia de que el escritor irlandés Gerry Kennedy está vinculado
familiarmente al librero Wilfrid Voynich que, en 1912, descubrió el manuscrito que
le dio nombre. Ello despertó la curiosidad de este autor, nacido en Killiney en
1943, impulsándole a rastrear la historia del mismo, durante varios años.
La
obra, lejos de ser sensacionalista, cuenta muy bien los sucesivos intentos por
descifrarlo y los reiterados fracasos alcanzados por los que lo intentaron, lo
que ha impulsado a otros a creer que nos encontramos ante un divertimento sin
sentido creado hace unos siglos. Pero, el misterio continúa.
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