sábado, 18 de mayo de 2019

Hacia el redescubrimiento de la presa de La Laguna en Borja


         El 6 de julio de 2011, cuando este blog iniciaba su andadura, publicamos un artículo dando a conocer la existencia en el término municipal de Borja de una obra hidráulica de singular importancia que, a pesar de encontrarse en las proximidades del casco urbano, había pasado desapercibida para todos los que han estudiado el Patrimonio Hidráulico aragonés.




         Ocho años después, nuestro colaborador D. Juan Manuel Serrano Lacaba, releyendo la obra Obras Hidráulicas, publicada en la colección CAI100, de la que son autores Carlos Blázquez y Tomás Sancho, donde no se la menciona, se le ocurrió ponerse en contacto con el primero, remitiéndole nuestro artículo.
         Carlos Blázquez le contestó poco después manifestando que no había oído hablar nunca de esa presa, de la que no tenía referencias y que, por supuesto, tampoco aparece en el inventario que realizó para la Confederación Hidrográfica del Ebro.

         Es importante destacar que la sorpresa que la noticia le ha provocado ha despertado su interés, hasta el punto de comunicarle a Juan Manuel que, en cuanto pueda, se desplazará a Borja para conocerla y, si es posible, lo hará acompañado por Isaac Moreno, el guionista de esa magnífica serie sobre Ingeniería Romana.


Exterior de la presa

         Nos ha alegrado esta noticia y, comoquiera que ha transcurrido mucho tiempo desde que publicamos el artículo, queremos recordar hoy que fue D. Federico Bordejé el primero que llamó la atención sobre la misma, en la primera mitad del siglo XX, manifestando su opinión de que se trataba de una construcción romana. En opinión del gran erudito, no cabía la menor duda de que se trataba de una obra destinada a represar las aguas, lo que era corroborado por la propia toponimia, ya que la partida correspondiente al vaso de la presa sigue siendo conocida con el término de “La Laguna”.


Interior de la presa

         Señalábamos entonces que no existe constancia documental ni la más mínima referencia a la existencia de una presa de estas características en época medieval ni, por supuesto, en siglos posteriores, por lo que Bordejé sugería que pudiera tratarse de una construcción romana, alimentada por las aguas de Sopez que, más tarde, sirvieron para regar el término del mismo nombre. El embalse que la presa creaba era de una superficie considerable, en torno a 30 Ha. Su emplazamiento cercano a la antigua Bursao, cuyo perímetro llegaba hasta la plaza de San Francisco, modificaría sustancialmente el aspecto del entorno urbano, dulcificando la aridez que ahora lo caracteriza.


Parte superior de la presa en dirección a Borja

Parte superior de la presa en dirección a Maleján


Pero, comoquiera que nunca se ha realizado un estudio de esta obra, ni se han realizado excavaciones, la datación de la misma en época romana no se asienta sobre datos fehacientes. Pero lo cierto es que, en un lugar perfectamente accesible, se puede encontrar esta obra monumental, construida en tierra, de 425 metros de longitud, unos 20 metros de anchura, y una altura considerable, a pesar de la colmatación del vaso por los sedimentos. En el centro de la misma se aprecia la rotura que, de manera accidental o intencionada, provocó el abandono de la misma y la utilización del lugar hasta entonces anegado como nuevas tierras de cultivo.
Ojalá que el interés demostrado ahora, sirva para un estudio riguroso de la misma o, al menos, para dar a conocer su existencia.

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