viernes, 24 de mayo de 2019

Imágenes e historia del Palacio de los Blancas de Gallur


         Uno de los monumentos más importantes que hubo en la villa de Gallur fue la llamada Casa de los Blancas, ubicada en la plaza de España, que fue estudiado por el recordado investigador D. Leonardo Blanco Lalinde, una de las personas que más contribuyó a la difusión del Patrimonio Cultural de esa localidad, a pesar de que su prematura muerte le impidió completar otros trabajos en curso.

         Ya, en su momento, dimos a conocer estas imágenes que el Dr. Blanco había localizado en el archivo municipal de la villa, reproduciéndolas de su artículo. Sin embargo, ahora, D. Antonio Miguel Sierra Ferrández nos la ha enviado en mejor calidad, por lo que merece la pena volver a comentar la historia de este magnífico ejemplo de la arquitectura renacentista en la Ribera del Ebro, lamentablemente desaparecido.





         Porque, el monumental edificio fue derribado en 1952 para construir en su solar el cine Roma, precisamente cuando se habían iniciado los trámites para su declaración como “Monumento Histórico-Artístico”. De ahí, la precipitación de la corporación municipal de la época para conceder la necesaria licencia, antes de que la declaración fuera aprobada. Perdía así Gallur uno de sus monumentos más importantes. No fue el único desaparecido en su casco urbano como lo demuestran está fotografías de la plaza de España con un aspecto muy distinto al actual.



         Aunque conocida como “Casa de los Blancas”, fue construida en el siglo XVI por Agustín de Morlanes, hijo del famoso escultor Gil de Morlanes que, en 1530, decidió dejar su oficio de imaginero para emplearse en la obras de la acequia Imperial.
         Muerto el padre, quedó al frente de los trabajos Agustín. Para entonces la familia debía desplazarse con frecuencia a Gallur que, como es sabido, era el punto de arranque de la citada acequia, antecesora del canal Imperial.
         Por ese motivo, Agustín decidió construirse casa en esa localidad. Su madre, en una carta, fechada en 1545, dirigida a otro de sus hijos, el célebre jurista Diego de Morlanes que, tras haber cursado estudios en Salamanca se encontraba en Lérida completándolos le decía que “su hermano Agustín había hecho muy buena casa en Gallur”.

         Efectivamente, no era una casa cualquiera, pues tenía tres alturas con galería de arcos de medio punto en planta superior y una gran portada de acceso en arco de medio punto, realizada en sillares de piedra, aunque el aspecto que se aprecia en las imágenes que reproducimos responde, probablemente, a reformas posteriores.



         Lo cierto es que, en un momento no precisado pasó a poder de la familia Blancas, uno de cuyos miembros fue el célebre cronista Jerónimo de Blancas. Una rama de la misma se había establecido en Gallur y, como también dio a conocer el Dr. Blanco Lalinde, a mediados del siglo XVI el notario Martín de Blancas era “Alcayde y procurador general” de frey Miguel de Torrellas, comendador de Mallén y Gallur, por la Orden de San Juan de Jerusalén.
         En 1540, el citado Martín de Blancas fue elegido miembro del concejo de Gallur por la bolsa de infanzones y numerosos miembros de la familia aparecen reflejados en los padrones de infanzones de los siglos siguientes (XVII y XVIII).

         Ellos fueron los que reformaron el palacio construido por Agustín de Morlanes, colocando sus armas sobre la portada.



         Son las mismas que figuran en el primer cuartel del escudo que Jerónimo de Blancas hizo insertar en su obra Comentarios de las cosas de Aragón: un castillo de plata sobre campo de gules, teniendo a su puerta dos caballeros armados, uno con armas negras y el otro con blancas. En bordura de plata la leyenda “Con armas blancas”.
         Hace alusión al supuesto origen de esta familia que afirmaba proceder del noble aragonés Martín Martínez de Gombalde a quien, en 1390, el rey Carlos el Noble de Navarra encomendó recuperar una fortaleza, ubicada entre Logroño y Calahorra, que su alcaide había entregado a Juan I de Castillo.
         Partió el aragonés, que entonces residía en Cortes, a cumplir su encargo. Tras un prolongado sitio, el alcaide que disponía de escasas fuerza para hacerle frente, pactó dirimir la contienda por medio de un duelo personal entre ambos. El alcaide portaba armas negras, mientras que las del aragonés eran blancas. Venció este último “el de las armas blancas” por lo que decidió trocar su nombre por el de Martín de las Blancas.

         No conocemos la época en la que la familia Blancas se extinguió en Gallur. Blanco Lalinde encontró en el Archivo Municipal un acuerdo, de 1813, por el que se decidía enajenar la casa ante la negativa de sus propietarios, los marqueses de Rodén, a pagar los correspondientes impuestos. Sin embargo, como el mismo se percató ese título no figura entre los del reino, ni tampoco el de “marqués de Rodes” que proponía como alternativa.




Creemos haber resuelto el “misterio” porque el título de conde de Roden (Earl of Roden) es irlandés, creado en 1771 para Robert Jocelyn, II vizconde Jocelyn, que fue Lord Canciller de Irlanda entre 1739 y 1756. Cabría preguntarse cómo llegó a propiedad de un descendiente del Lord Canciller de Irlanda el palacio de Gallur, lo que merecería un detallado estudio.
Pero lo cierto es que, cuando el Ayuntamiento de la villa decidió enajenarlo ante las deudas acumuladas, el comprador fue el borjano D. Juan Tejadas Lozano otorgando la correspondiente escritura, ante el notario D. Domingo Monreal, D. Íñigo Casanova Armero, como apoderado de los entonces copropietarios de la casa, nada menos que 14 personas que Blanco Lalinde relacionaba, aunque los datos que aportaba, probablemente a partir de la escritura, son sumamente confusos por tratarse en su mayoría de nombres extranjeros.
A pesar de ello, hemos conseguido identificar quiénes eran algunos de ellos. Concretamente:
Charles Joseph Philippe de Brouchoven de Bergeyck (1801-1875), hijo de Charles-François de Brouchoven, último conde de Bergeyck (1766-1811), alcalde de Beveren, y de Caroline Roose de Baisy (1780-1852). Al fallecer el padre, la viuda quedó al cuidado de siete hijos pequeños, que son los que aparecen como copropietarios de la casa.
Además de Charles Joseph figura Carolina Francisca Josephina van Brouchoven van Bergeyck (1802-1846) casada en 1825 con Arnoud Willem van Brienen van de Groote Lindt (1783-1854) que era viudo de Angelica Louise van Wijckerslooth van Grevenmachern (1795-1816), con la que ya había tenido dos hijos. El barón van Brienen fue un destacado político holandés.
Louis de Brouchoven de Bergeyck (1805-1868)
Henriette de Brouchoven de Bergeyck (1807-1881)
No hemos encontrado datos de otros dos hermanos que aparecen citados como “Lucia Juana Francisca Josefa” y Enrique Felipe José”, todos ellos como “condes de Bergeyck”, dado que el título del padre podía ser utilizado por los hijos.
Hay que recordar que Jean de Brouchoven, conde de Bergeyck, de origen flamenco, era funcionario del Gobierno de Bruselas, como experto en materia financiera fue nombrado tesorero general de los Países Bajos españoles en 1688 y, en 1702, designado Superintendente General para Guerra y Hacienda. Tras acceder al trono español Felipe V lo llamó en 1710 para que le ayudara a reorganizar la Hacienda española.
Quedan por identificar otros de esos copropietarios, tarea compleja pero interesante para poder precisar la historia de la casa que, tras la compra por D. Juan Tejadas, heredó su hija Petra, casada con D. Hipólito del Val, del que estamos conmemorando el centenario de su fallecimiento.
Si a la intrincada historia que acabamos de relatar, unimos el hecho de que en esa casa se hospedó el rey Felipe V, durante su estancia en Gallur, podemos percatarnos de lo que su pérdida supuso para la historia local.

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