En los
últimos días han sido varias las noticias relacionadas con la identificación y
posterior aplicación de sanciones a los autores de pintadas en diferentes
monumentos aragoneses. Primero fueron los destrozos ocasionados en un monumento
tan emblemático como el castillo de Montearagón, donde aparecieron en el
interior de la torre albarrana, la muralla y otros lugares. La gravedad de esta
acción, sobre todo por las dificultades que entrañaba la limpieza, al haber
sido realizadas las pintadas sobre piedra arenisca, hizo que el alcalde de
Quicena, localidad en la que se encuentra enclavado el castillo, pusiera los
hechos en conocimiento de la Guardia Civil. Tras una brillante actuación, se
consiguió identificar a los autores que resultaron ser tres menores que
quedaron a disposición de la Fiscalía de Menores y cuyos padres se enfrentan
ahora a graves sanciones.
Otro
importante monumento que ha sufrido ataques de este tipo ha sido la ermita de Nuestra
Señora de Salas, en Huesca. Edificada en el siglo XIII y ampliada en el XVI, es
el lugar de destino de una importante romería. Fue, precisamente, el prior de
la cofradía de Salas quien, al percatarse de lo ocurrido, lo notificó al
Delegado de Patrimonio Cultural de la Diócesis de Huesca el cual presentó la correspondiente
denuncia ante la Policía Nacional que, en muy poco tiempo, consiguió detener a
lo autores que también resultaron ser unos menores de edad a cuyos padres se
les notificó que las sanciones que les pueden ser impuestas pueden alcanzar la cantidad
de 6.000 Euros.
La
noticia más reciente corresponde a la detención efectuada por la Policía Local
de Zaragoza, en la noche del pasado martes, de dos jóvenes de 20 y 22 años que
estaban realizando pintadas en la fachada del palacio de los Morlanes,
declarado Bien de Interés Cultural. Además de serles requisado el material que
estaban utilizando en su vandálico proceder, se les ha abierto expediente sancionador
por un importe de 1.500 euros al que podrían sumarse los gastos derivados de la
limpieza de las pintadas.
No son
los únicos casos pero hemos querido resaltarlos porque en los tres ha sido
posible identificar y detener a los autores, gracias a la actuación de tres
Cuerpos de Seguridad diferentes: Guardia Civil, Policía Nacional y Policía
Local, lo que viene a poner de manifiesto de que la socorrida excusa de que la
lucha contra las pintadas es muy difícil al no poder sorprender, en el momento
de su realización, a quienes las llevan a cabo no basta, pues en dos de los casos
comentados, la identificación se produjo con posterioridad a su vandálica
acción.
El
casco urbano de Borja está declarado, en su conjunto, Bien de Interés Cultural,
a pesar de lo cual y, como reiteradamente hemos comentado, es objeto de
reiteradas actuaciones de este tipo. En unos casos, permanecen visibles durante
mucho tiempo, ofreciendo un lamentable aspecto. En otros, el Ayuntamiento las
borra lo que no siempre es fácil, sobre todo cuando se ejecutan sobre ladrillo,
por lo que quedan huellas, como sucede en el arco de acceso a la plaza del
Mercado.
A
pesar de ello, no tenemos noticias de que, en ningún caso, se haya detenido a
los responsables ni se haya impuesto sanción alguna, a pesar de la gravedad de
todas esas acciones, al tratarse de un conjunto histórico. Los ejemplos que hoy
hemos presentado creemos que sirven para demostrar que la impunidad del supuesto
anonimato en el que se esconden los autores puede quebrarse merced a la
actuación de los cuerpos policiales con competencias en nuestra ciudad.
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