martes, 7 de mayo de 2019

Entre el fervor popular el Rosario de Cristal recorrió las calles de Borja



         Un año más el Rosario de Cristal recorrió las calles de Borja en lo que constituye una gran expresión de fervor popular hacia su Patrona, la Virgen de la Peana, y cuyas características motivaron el que fuera declarado “Fiesta de Interés Turístico”. Aunque en repetidas ocasiones nos hemos referido a su origen, en el año 1928, y a las características de los faroles que lo integran, queremos dejar constancia, una vez más, de los mismos pues es necesario contribuir a la difusión de lo que siendo, ante todo, una gran manifestación religiosa es, también, parte integrante de nuestro Patrimonio Cultural que debería tener su reflejo en un museo permanente dedicado al mismo, como los que existen en otras localidades que se enorgullecen de contar con similares “Rosarios de Cristal”.






         Poner en marcha un Rosario de estas características exige un esfuerzo considerable y la participación de muchas personas, entre las que se encuentran las que portan los faroles y las que acompañan a la Virgen en la procesión. A ellas hay que sumar las que se congregan a lo largo del recorrido para presenciar su paso, llegadas desde los más diversos lugares.




         Justo es que recordemos la figura del canónigo borjano Dr. D. Juan Federico Magdalena Lacambra que fue quien, en 1927, lanzó la iniciativa de crear el Rosario, la cual tuvo una extraordinaria acogida en la sociedad borjana de la época, lo que hizo posible que al año siguiente pudiera desfilar ya por vez primera.
         El Rosario está integrado por doce faroles monumentales que, como los individuales fueron fabricados en los Talleres Quintana de Zaragoza en un tiempo sumamente reducido, posiblemente con trazas del arquitecto D. Ricardo Magdalena, cuyos padres eran naturales de Borja.

         El farol que abre el desfile tiene forma de Cruz y fue donado por D. Luis Moreno y Abella, II marqués de Borja, título que no guarda relación con nuestra ciudad pues responde al apellido de su padre D. Luis Moreno y Gil de Borja, creado marqués por la reina María Cristina en 1902. A pesar de ello, quiso tener esa atención con la localidad cuyo nombre llevó su familia.




         El segundo farol está dedicado a Santo Domingo de Guzmán al que la tradición señala como impulsor de la devoción al Santo Rosario, aunque en su difusión tuvo especial participación el Papa San Pío V. Fue donado por los miembros de la Congregación Mariana. Fundado por el beato Pablo Bori S. J. un mártir jesuita que fue su consiliario durante los primeros ocho años, la Congregación fue un elemento esencial para la formación de la juventud borjana, a lo largo del siglo XX. Desaparecida en la segunda mitad del pasado siglo, el farol lo llevan ahora los niños y niñas del CCEIP “Campo de Borja”, como parece deducirse de la imagen, aunque en nuestras notas el que llevaban estos años era el siguiente.



         Se trata del que, con el anagrama de María encargaron, en el momento de la fundación del Rosario, los numerosos miembros del clero que, en aquellos momentos, había en nuestra ciudad, contribuyendo de manera muy generosa con esta aportación al éxito de la iniciativa en la que mostró especial interés el párroco de Santa María D. Roque Pascual.







         Siguen a continuación los faroles correspondientes a los cinco Misterios Gloriosos, única parte que integra el Rosario de Borja, a diferencia de otras localidades más populosas que contaban con las tres partes tradicionales (Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos) a las que, más tarde, se sumaron los faroles de los Misterios Luminosos, introducidos por el Papa San Juan Pablo II.

         El primero de nuestros faroles fue donado por el cardenal D. Vicente Casanova  y Marzol, llevándolo ahora la cofradía de San Bartolomé. El segundo fue regalado por la desaparecida Cooperativa de Consumo de Nuestra Señora de la Peana, estando a cargo de la cofradía de Santa Lucía. El tercero lo regaló Dª. Francisca Remón y se encarga de él la cofradía del Carmen. El cuarto está asociado al nombre de otro mártir borjano, D. José María Otegui Chueca, fundador de la Adoración Nocturna en nuestra ciudad, razón por la cual figura en uno de sus lados el emblema de la misma. Finalmente, el quinto misterio fue la aportación que realizó el desaparecido Sindicato Agrícola Católico, germen de la actual Cooperativa Agrícola de Borja que es quien lo lleva.





         Detrás de cada uno de los misterios desfilan los faroles de mano que representan al Padre Nuestro, las diez Ave Marías y el Gloria Patri que se rezan en el Rosario, con tres diseños diferentes repetidos en los cinco misterios.





         Siguen a continuación los faroles poliédricos que representan a las jaculatorias que se rezan al inicio de la Letanía Lauretana, representada inmediatamente después por un farol, en forma de estrella, para cada una de las invocaciones que la integran. Cada uno de ellos fue donado por familias y personas que, en muchos casos, siguen portándolos.



         El último farol monumental en incorporarse al Rosario, pues desfiló por vez primera en 1929, es el de la Salve, donado por otro destacado borjano D. Francisco Serrano que ofrece la particularidad de que, en su parte anterior, se encuentra representada la Virgen de Misericordia con San Babil, dos devociones unidas históricamente en una cofradía de la que formaba parte el donante.



         Pero si el anterior es el farol más moderno, el privilegio de ser el más antiguo corresponde a este curioso farol con una pequeña imagen de nuestra Patrona que es anterior al Rosario de Cristal y desfila también en el Rosario de la Aurora. Recientes investigaciones del Dr. Aguilera Hernández han venido a demostrar que la fecha de su construcción es muy anterior a la que, hasta ahora, suponíamos, quedando a la espera de un detallado informe sobre esta cuestión.







         Precediendo a ese farol de la Virgen desfilan las banderas y estandartes de todas las cofradías y asociaciones religiosas de la ciudad. Tras él marchan las representaciones de las Asociaciones de Ntra. Sra. de la Peana de Zaragoza y Barcelona, con sus correspondientes estandartes.



       Especial importancia tuvo, en su momento, la contribución del M. I. Ayuntamiento al esplendor del Rosario pues mandó construir este magnífico farol, llamado el “Farol de la ciudad” que siguen llevando empleados municipales y en el que junto a la imagen de la Virgen aparece, en su parte posterior, el escudo de Borja y todo ello rodeado con fotografías que reproducen diversas vistas generales del casco urbano.



         Venía a continuación el pendón de la ciudad, portado por el Concejal D. Daniel Boldova Irache, dado que el de menor edad, a quien corresponde esta misión, D. Alberto Lajusticia Gil quiso despedirse del cargo llevando personalmente la peana de nuestra Patrona.





         La bandera de la Asociación de Nuestra Señora de la Peana precede al grupo de niños y niñas que, poco antes, han recibido la Primera Comunión. En Borja se adelanta este Sacramento para que puedan acompañar a la Virgen este primer domingo de mayo. En años anteriores los veíamos portando canastillas con pétalos de flores que arrojaban a lo largo del recorrido de la procesión.




         Tres turnos de llevadores con túnicas blancas se relevan para llevar la peana o trono de la Virgen, ante el que marchaban con cirios encendidos las mayordomas de este año, las hermanas Asunción y Esperanza Lacaba y Sara Aguilera.




         Un momento especialmente emocionante fue el de la salida de la Virgen por la puerta del claustro de la colegiata, a los acordes del himno nacional, interpretado por la Agrupación Musical Borjana, y los aplausos de todas las personas allí congregadas.




         Presidió la procesión el Vicario General de la Diócesis D. Javier Bernal Gimeno, natural de Borja, que estuvo acompañado por un nutrido número de sacerdotes.





         Cerraba la comitiva la corporación municipal en pleno presidida por el Sr. Alcalde D. Eduardo Arilla Pablo, y la banda de la Agrupación Musical Borjana.





        Enrique Lacleta captó algunas hermosas imágenes del Rosario a su paso por la calle de San Francisco, pero especialmente de su retorno a la colegiata de Santa María.




         Porque ese es el momento más esperado por todos los borjanos, cuando la Virgen, tras pasar ante los faroles alineados en la plaza que lleva su nombre (el cual le fue dado precisamente cuando se fundó el Rosario), entra por el pórtico al interior de la colegiata.






         Entre aplausos y vítores fue haciendo su recorrido el trono de la Virgen por el centro de la nave de Santa María, completamente abarrotada de público, hasta situarse frente a ellos en la cabecera del templo. Es un momento de especial emoción para todos los borjanos, muchos de los cuales lo filmaban para compartirlo, al instante, con aquellos familiares lejanos que querían sentirse partícipes del cariño que Borja dispensa a su Patrona.



         A ello hizo alusión en su intervención final el Sr. Vicario General, resaltando lo que para Borja significa tener como Madre a nuestra Virgen, al mismo tiempo que recordaba, con palabras emocionadas, a todas esas madres que comparten ya con Ella la felicidad del Cielo. Sus  tres “Viva la Virgen de la Peana” fueron estruendosamente respondidos por los fieles presentes mientras se redoblaban los aplausos, antes de proceder al reparto de las flores que, hasta ese momento habían decorado el trono de la Virgen.



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