Un año
más el Rosario de Cristal recorrió las calles de Borja en lo que constituye una
gran expresión de fervor popular hacia su Patrona, la Virgen de la Peana, y
cuyas características motivaron el que fuera declarado “Fiesta de Interés
Turístico”. Aunque en repetidas ocasiones nos hemos referido a su origen, en el
año 1928, y a las características de los faroles que lo integran, queremos
dejar constancia, una vez más, de los mismos pues es necesario contribuir a la
difusión de lo que siendo, ante todo, una gran manifestación religiosa es,
también, parte integrante de nuestro Patrimonio Cultural que debería tener su
reflejo en un museo permanente dedicado al mismo, como los que existen en otras
localidades que se enorgullecen de contar con similares “Rosarios de Cristal”.
Poner
en marcha un Rosario de estas características exige un esfuerzo considerable y
la participación de muchas personas, entre las que se encuentran las que portan
los faroles y las que acompañan a la Virgen en la procesión. A ellas hay que
sumar las que se congregan a lo largo del recorrido para presenciar su paso,
llegadas desde los más diversos lugares.
Justo
es que recordemos la figura del canónigo borjano Dr. D. Juan Federico Magdalena
Lacambra que fue quien, en 1927, lanzó la iniciativa de crear el Rosario, la
cual tuvo una extraordinaria acogida en la sociedad borjana de la época, lo que
hizo posible que al año siguiente pudiera desfilar ya por vez primera.
El
Rosario está integrado por doce faroles monumentales que, como los individuales
fueron fabricados en los Talleres Quintana de Zaragoza en un tiempo sumamente
reducido, posiblemente con trazas del arquitecto D. Ricardo Magdalena, cuyos
padres eran naturales de Borja.
El
farol que abre el desfile tiene forma de Cruz y fue donado por D. Luis Moreno y
Abella, II marqués de Borja, título que no guarda relación con nuestra ciudad
pues responde al apellido de su padre D. Luis Moreno y Gil de Borja, creado
marqués por la reina María Cristina en 1902. A pesar de ello, quiso tener esa
atención con la localidad cuyo nombre llevó su familia.
El
segundo farol está dedicado a Santo Domingo de Guzmán al que la tradición
señala como impulsor de la devoción al Santo Rosario, aunque en su difusión
tuvo especial participación el Papa San Pío V. Fue donado por los miembros de
la Congregación Mariana. Fundado por el beato Pablo Bori S. J. un mártir
jesuita que fue su consiliario durante los primeros ocho años, la Congregación
fue un elemento esencial para la formación de la juventud borjana, a lo largo
del siglo XX. Desaparecida en la segunda mitad del pasado siglo, el farol lo
llevan ahora los niños y niñas del CCEIP “Campo de Borja”, como parece
deducirse de la imagen, aunque en nuestras notas el que llevaban estos años era
el siguiente.
Se
trata del que, con el anagrama de María encargaron, en el momento de la
fundación del Rosario, los numerosos miembros del clero que, en aquellos
momentos, había en nuestra ciudad, contribuyendo de manera muy generosa con
esta aportación al éxito de la iniciativa en la que mostró especial interés el
párroco de Santa María D. Roque Pascual.
Siguen
a continuación los faroles correspondientes a los cinco Misterios Gloriosos,
única parte que integra el Rosario de Borja, a diferencia de otras localidades
más populosas que contaban con las tres partes tradicionales (Misterios Gozosos,
Dolorosos y Gloriosos) a las que, más tarde, se sumaron los faroles de los
Misterios Luminosos, introducidos por el Papa San Juan Pablo II.
El
primero de nuestros faroles fue donado por el cardenal D. Vicente Casanova y Marzol, llevándolo ahora la cofradía de San
Bartolomé. El segundo fue regalado por la desaparecida Cooperativa de Consumo
de Nuestra Señora de la Peana, estando a cargo de la cofradía de Santa Lucía. El
tercero lo regaló Dª. Francisca Remón y se encarga de él la cofradía del
Carmen. El cuarto está asociado al nombre de otro mártir borjano, D. José María
Otegui Chueca, fundador de la Adoración Nocturna en nuestra ciudad, razón por
la cual figura en uno de sus lados el emblema de la misma. Finalmente, el
quinto misterio fue la aportación que realizó el desaparecido Sindicato
Agrícola Católico, germen de la actual Cooperativa Agrícola de Borja que es
quien lo lleva.
Detrás
de cada uno de los misterios desfilan los faroles de mano que representan al
Padre Nuestro, las diez Ave Marías y el Gloria
Patri que se rezan en el Rosario, con tres diseños diferentes repetidos en
los cinco misterios.
Siguen
a continuación los faroles poliédricos que representan a las jaculatorias que
se rezan al inicio de la Letanía Lauretana, representada inmediatamente después
por un farol, en forma de estrella, para cada una de las invocaciones que la
integran. Cada uno de ellos fue donado por familias y personas que, en muchos
casos, siguen portándolos.
El
último farol monumental en incorporarse al Rosario, pues desfiló por vez
primera en 1929, es el de la Salve, donado por otro destacado borjano D.
Francisco Serrano que ofrece la particularidad de que, en su parte anterior, se
encuentra representada la Virgen de Misericordia con San Babil, dos devociones
unidas históricamente en una cofradía de la que formaba parte el donante.
Pero
si el anterior es el farol más moderno, el privilegio de ser el más antiguo
corresponde a este curioso farol con una pequeña imagen de nuestra Patrona que
es anterior al Rosario de Cristal y desfila también en el Rosario de la Aurora.
Recientes investigaciones del Dr. Aguilera Hernández han venido a demostrar que
la fecha de su construcción es muy anterior a la que, hasta ahora, suponíamos,
quedando a la espera de un detallado informe sobre esta cuestión.
Precediendo
a ese farol de la Virgen desfilan las banderas y estandartes de todas las
cofradías y asociaciones religiosas de la ciudad. Tras él marchan las
representaciones de las Asociaciones de Ntra. Sra. de la Peana de Zaragoza y
Barcelona, con sus correspondientes estandartes.
Especial importancia tuvo, en su momento, la
contribución del M. I. Ayuntamiento al esplendor del Rosario pues mandó
construir este magnífico farol, llamado el “Farol de la ciudad” que siguen
llevando empleados municipales y en el que junto a la imagen de la Virgen
aparece, en su parte posterior, el escudo de Borja y todo ello rodeado con
fotografías que reproducen diversas vistas generales del casco urbano.
Venía
a continuación el pendón de la ciudad, portado por el Concejal D. Daniel
Boldova Irache, dado que el de menor edad, a quien corresponde esta misión, D.
Alberto Lajusticia Gil quiso despedirse del cargo llevando personalmente la
peana de nuestra Patrona.
La
bandera de la Asociación de Nuestra Señora de la Peana precede al grupo de
niños y niñas que, poco antes, han recibido la Primera Comunión. En Borja se
adelanta este Sacramento para que puedan acompañar a la Virgen este primer
domingo de mayo. En años anteriores los veíamos portando canastillas con
pétalos de flores que arrojaban a lo largo del recorrido de la procesión.
Tres
turnos de llevadores con túnicas blancas se relevan para llevar la peana o
trono de la Virgen, ante el que marchaban con cirios encendidos las mayordomas
de este año, las hermanas Asunción y Esperanza Lacaba y Sara Aguilera.
Un
momento especialmente emocionante fue el de la salida de la Virgen por la
puerta del claustro de la colegiata, a los acordes del himno nacional,
interpretado por la Agrupación Musical Borjana, y los aplausos de todas las
personas allí congregadas.
Presidió
la procesión el Vicario General de la Diócesis D. Javier Bernal Gimeno, natural
de Borja, que estuvo acompañado por un nutrido número de sacerdotes.
Cerraba
la comitiva la corporación municipal en pleno presidida por el Sr. Alcalde D.
Eduardo Arilla Pablo, y la banda de la Agrupación Musical Borjana.
Enrique Lacleta captó algunas hermosas imágenes del
Rosario a su paso por la calle de San Francisco, pero especialmente de su
retorno a la colegiata de Santa María.
Porque
ese es el momento más esperado por todos los borjanos, cuando la Virgen, tras
pasar ante los faroles alineados en la plaza que lleva su nombre (el cual le
fue dado precisamente cuando se fundó el Rosario), entra por el pórtico al
interior de la colegiata.
Entre
aplausos y vítores fue haciendo su recorrido el trono de la Virgen por el
centro de la nave de Santa María, completamente abarrotada de público, hasta
situarse frente a ellos en la cabecera del templo. Es un momento de especial
emoción para todos los borjanos, muchos de los cuales lo filmaban para
compartirlo, al instante, con aquellos familiares lejanos que querían sentirse
partícipes del cariño que Borja dispensa a su Patrona.
A ello
hizo alusión en su intervención final el Sr. Vicario General, resaltando lo que
para Borja significa tener como Madre a nuestra Virgen, al mismo tiempo que
recordaba, con palabras emocionadas, a todas esas madres que comparten ya con
Ella la felicidad del Cielo. Sus tres “Viva
la Virgen de la Peana” fueron estruendosamente respondidos por los fieles
presentes mientras se redoblaban los aplausos, antes de proceder al reparto de
las flores que, hasta ese momento habían decorado el trono de la Virgen.
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