En
nuestra búsqueda persistente sobre obras relacionadas con D. Severino Aznar
Embid, hemos conseguido tres ejemplares de la Revista Internacional de Sociología que publicaba el Instituto “Balmes”
de Sociología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en las que
aparecieron artículos de D. Severino.
La
primera de ellas es el nº 20, correspondiente a los meses octubre-diciembre de
1947 en donde insertó un trabajo titulado “El promedio de la natalidad
diferencial en las clases sociales de Madrid y Barcelona”. No era la primera
vez que abordaba este tema, pues ya lo había hecho en 1930, en una ponencia
presentada al Congreso Internacional para el Estudio de los problemas de
Población, celebrado en Roma.
Volvía
de nuevo, en 1947, cuando el índice de natalidad en España era del 4,50, para
mostrar su preocupación por el hecho de que en Madrid era del 3,82 y en
Barcelona del 3,12 lo que, en su opinión, constituía una alarmante señal de un
retroceso cuyas consecuencias consideraba preocupantes. Analizaba también las
diferencias observadas entre las distintas clases sociales, constatando que se
avanzaba hacia un igualitarismo demográfico.
Un
detalle curioso del nº 21, correspondiente a los meses de enero-marzo de 1948,
era que adjuntaba un encarte pidiendo disculpas por el retraso en su aparición,
motivado por las “dificultades en la provisión de papel, a las que se unieron
después las restricciones eléctricas”, claro exponente de la situación española
en aquellos momentos de bloqueo que, afortunadamente, se logró superar.
En la
revista apareció un artículo de D. Severino, titulado “La revolución española y
las vocaciones eclesiásticas”, síntesis del libro que poco después publicó el
CSIC con el mismo título.
El origen
de su preocupación por este tema respondía a su participación en una asamblea
nacional convocada por el cardenal Gomá en 1935, que se celebró en Toledo y en
la que se intentaban analizar las causas del descenso observado en el número de
vocaciones en los seminarios “que era entonces la pesadilla de la Iglesia
española”. La disminución en el número de seminaristas era evidente, ya que se
había pasado de los 12.831 existentes en 1930 a los 7.401 de 1934, pero desde
nuestra perspectiva actual ya quisiéramos tener ahora esas cifras. Además,
lograron recuperarlas tras la guerra, pues en 1947 alcanzaron los 16.317
seminaristas.
Entre
los numerosos datos que aporta, queremos citar los de nuestra diócesis, Tarazona,
en cuyo seminario había, en 1930, 421 seminaristas que, en 1934 fueron 331 y en
1947 alcanzaba los 646. Es interesante destacar que, en 1935, ante una crisis
mucho menor que la actual, la jerarquía convocó una reunión en la que fueron
invitados a participar sociólogo, periodistas e intelectuales de la talla del
citado Severino Aznar, José María Pemán, Federico García Sanchiz o Ángel
Herrera Oria, más tarde creado cardenal. No tenemos noticia de convocatorias
similares en los últimos años, a pesar de que los seminarios están al borde de
su desaparición o han cerrado ya en muchas diócesis.
Finalmente,
en el nº 34, correspondiente a los meses de abril-junio de 1951, apareció otro
artículo de D. Severino en el que, con el título “El seguro social ¿Debe ser
estatal o empresarial?”, en el que mostraba su opinión sobre otra cuestión de
actualidad en aquellos momentos como era el de los seguros sociales. Frente a
quienes defendían al criterio de algunos sobre la conveniencia de ligarlos al
mundo empresarial, D. Severino creía fervientemente que debía ser el Estado el
que asumiera su implantación, aduciendo razones contundentes que merecen ser releídas
ahora que la cuestión vuelve a plantearse, al menos a través de un sistema compartido
público-privado.
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