viernes, 6 de marzo de 2020

Alma de Borja


      Como cada semana, ayer nos visitó Dª. Teresa Bayod Monterde, trayéndonos nuevos documentos y libros, entre los que destaca uno en el que hemos encontrado un bonito homenaje a nuestra Patrona, la Virgen de la Peana.




         Se trata del que lleva por título El soneto del día, la primera obra publicada por el que fuera famoso locutor de Radio Zaragoza, D. José María Ferrer (1917-1984), más conocido por su seudónimo “Gustavo Adolfo”. Está prologado por Federico García Sanchiz, del que también hemos recibido un interesante conjunto de fotografías y documentos. Editado por los Talleres Editoriales de El Noticiero, en 1956, reúne los sonetos compuestos y leídos en los micrófonos de la citada emisora entre el 1 de enero y el 30 de junio de 1955. Lleva una dedicatoria del autor “Para D. Ángel Bayod, siempre mi jefe y mi amigo”.

         Porque “Gustavo Adolfo”, cada día componía un soneto, a petición de sus oyentes, a los que ofreció esa recopilación de los mismos. En el ofrecimiento que abre sus páginas, recuerda el árbol que plantó de niño, de la mano de su maestro D. Pedro Arnal Cavero; los tres hijos que tuvo, aunque “por tres veces mi corazón de fiesta se me llenó de lágrimas”. Por eso, escribir este libro supuso, para él, “plantar un árbol otra vez y, también, como tener un hijo, con esperanza de que este nuevo hijo y nuevo árbol conociera el otoño.



         Entre esos sonetos hemos encontrado el que lleva por título “Alma de Borja” que compuso y leyó el 1 de mayo de 1955, a petición de D. Eusebio Albericio. Ese año, el primero de mayo fue domingo y, por lo tanto, nuestra ciudad celebró la fiesta de su Patrona. Merece la pena, en honor a Ella, reproducir el soneto que, desde luego, no conocíamos:




         Alma de Borja Tú, Virgen bendita:
         dulce Madre preciosa y soberana,
         que pregonas tu reino en esa Peana
         como gloria borjana y exquisita.

         Alma de Borja Tú, tierna y bonita
         1ue en férvida plegaria se engalana,
         y a quien llega en amor, la Fe mariana
         que esa noble Ciudad canta infinita.

         Vela y guarda también en cada hora
         con la luz sacrosanta de tus manos,
         el afán de esa Borja que te adora...

         Que de Peana y Altar, lirios tempranos,
         tu sonrisa de Amor quieren, Señora,
         los sueños y el amor de tus borjanos.

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