En alguna ocasión nos hemos propuesto llevar a cabo un trabajo sobre la historia de los establecimientos comerciales de nuestra ciudad, pero la tarea es compleja por el elevado número de ellos, sometidos a constantes cambios y por el hecho de que los más antiguos no son suficientemente conocidos.
Hace cuatro
años, dimos noticia en este blog de algunos de ellos, a través de las facturas
conservadas en un archivo privado. Ahora, la circunstancia de haber localizado
en el archivo de la familia Ojeda, las que cuidadosamente guardaba D. Manuel
Sierra, nos permite ofrecer hoy imágenes de algunos de esos establecimientos
Por ejemplo, el
comercio de tejidos de Tiburcio Martínez, aunque no conocemos su ubicación,
dado que ese dato no aparece en muchas de las facturas recopiladas.
Del sector del
calzado hemos encontrado la zapatería de Andrés Clavel, que se proclama sucesor
de Manero y que estaba en la calle de Santo Domingo, a la que más tarde se le
dio el nombre de Costa. Otra zapatería era la de Camilo Ortego que, en este
caso, abría sus puertas en el número 6 de la calle Mayor.
El caso de la alpargatería
de Juan Sangüesa es diferente, dado que su oferta incluía otros artículos
relacionados con la industria del cáñamo que fue siempre muy floreciente en
nuestra ciudad.
Del ramo del
metal, hemos encontrado facturas de las cerrajerías de José María Villares, que
se publicitaba como especialista en barandados y trabajos artísticos; y la de Avelino
Castro, situada en la zona ahora derruida de la Casa de las Conchas, donde
llegamos a conocer a sus hijos.
Mariano Lerín
estaba especializado en la fabricación de “Arados, Vertederas, Mariposas y toda
clase de herramientas de labor”. Era, por lo tanto, un establecimiento industrial
más que una simple cerrajería.
En el gremio de
la madera, podemos mencionar a José Terrén que tenía su carpintería en la plaza
de Santa María 18. Es curiosa la inclusión de la imagen de la Virgen del Pilar
en su membrete. Hay que tener en cuenta que son facturas de fechas muy
tempranas del siglo XX.
En el ramo de
la alimentación podemos incluir la confitería de Agustín Montorio que, como era
habitual, era también cerería, y la fábrica de pastas para sopa de Francisco
Fauquier. En ambos casos no se indica el lugar donde se encontraban.
Finalmente,
hacemos mención a la Farmacia de D. Rafael Escanilla que, en este caso, menciona
su emplazamiento en “Calles Nueva y de S. Agustín”. Comoquiera que la de San
Agustín es la actual calle Goya, parece razonable pensar que estaba situada en
la confluencia de ambas.
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