El 13 de agosto de 1993, la Asociación de Amigos de los Castillos del Somontano del Moncayo organizó su primer concierto, que se llevó a cabo en el palacio de los Sánchez del Río de Borja. Era la primera vez en la que este privilegiado escenario abría sus puertas, por lo que fue preciso superar ciertas reticencias.
Los
protagonistas de aquel histórico evento fueron el organista Jan Willen Jansen,
con un órgano portátil del siglo XIV y Paul O’Dette con un laúd barroco.
Jan Willem Jansen nació en Holanda
y, en 1977 se graduó como solista en el Conservatorio Real de La Haya, donde
perfeccionó su técnica de clavecín en Ámsterdam. Se trasladó a Francia para
trabajar con Xavier Darasse y se convirtió en su colaborador pedagógico en el
Conservatorio de Toulouse. Allí contribuyó a la fundación del departamento de
música antigua y colaboró con Michel Bouvard en la creación del nuevo
departamento superior de órgano.Tocó con los mejores conjuntos barrocos y llegó
a ser titular de los órganos del Museo de los Agustinos y de la Basílica de
Notre-Dame de la Daurade.
Paul O´Dette es una de las figuras
más influyentes en el campo de la cuerda, experto en la interpretación del laúd
barroco, aunque bien podría ser un hombre del Renacimiento, ha dedicado su
carrera profesional a la investigación, la interpretación y la enseñanza. Es
profesor en la Eastman School of Music en la University of Rochester de Nueva
York, ha publicado más de cien discos y ha sido nominado a cinco premios
Grammy. Conocido por sus solos de laúd, de él se ha dicho que es “el más claro
ejemplo de lo que es un genio como instrumentista”.
Con tan destacados músicos, el
concierto constituyó un extraordinario éxito, del que pudieron disfrutar los
asistentes que llenaban el patio renacentista del palacio y las escaleras, como
reflejaron las imágenes de MARVIC que nos ha facilitado D. Manuel Giménez
Aperte, organizador del concierto
Tiempo después, cuando la propietaria del palacio asistió en la capilla del Palacio Real a un importante concierto, se sorprendió al comprobar que uno de los intérpretes había actuado en su casa, lo que despertó la lógica sorpresa entre las personas a las que lo comentó.
Desde aquel concierto en Borja han transcurrido más de 30 años. Muchos de los que lo presenciaron ya han fallecido y en los restantes, el paso del tiempo se deja sentir respecto al aspecto que entonces presentaban.
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