El convento antes de la restauración
Dentro del recorrido que hemos efectuado por los conventos de Borja, hoy queremos presentar el convento de religiosas concepcionistas franciscanas, el último que estaba pendiente y que, sin embargo, es el más importante desde el punto de vista artístico.
El magnífico tilo de su huerta en una singular imagen
A diferencia del de Santa Clara, fundado unos años antes, el convento de la Concepción surgió por iniciativa privada. Su impulsora fue una dama natural de Mallén, Dª Inés Valeriana Ruiz de Razazol que, en 1619, contrajo matrimonio con el borjano D. Diego Nogués, estableciendo su residencia en nuestra ciudad, donde tuvieron tres hijos, dos de los cuales murieron muy jóvenes y el segundo profesó como religioso dominico.
Acceso principal de su iglesia
Acceso por la calle de la Concepción
Ello influyó para que, cuando Dª Inés quedó viuda en 1646, decidiera invertir toda su fortuna en la fundación de un convento en su propia casa. La iniciativa planteada al cabildo de la colegial en 1650 tuvo que hacer frente a numerosas dificultades. Hubo un momento en el que llegó a estudiar la posibilidad de crearlo en Mallén, donde tampoco encontró las facilidades necesarias. Finalmente, el 11 de junio de 1652, pudo suscribirse un acuerdo entre la ciudad y la fundadora que hizo posible el que, poco después, el obispo de la diócesis otorgara la oportuna autorización, de manera que el 15 de septiembre de 1652, el nuevo convento iniciaba su andadura con cuatro religiosas llegadas desde Ágreda a las que sumó la fundadora y otras jóvenes borjanas.
Desde el primer momento, el nuevo convento mantuvo una especial relación con la Venerable Madre Sor María Jesús de Ágreda. Ella fue quien mando a las religiosas fundadoras y en el convento se conservan las cartas que les escribió en los difíciles momentos iniciales, así como algunos valiosos regalos.
Traza de la iglesia y otras dependencias conventuales
En 1669, dos años antes del fallecimiento de Dª Inés Ruiz de Razazol que había tomado el nombre de Sor Inés María de la Cruz, se capituló la construcción del edificio del convento y de su iglesia que han llegado hasta nuestros días con el maestro de obras Felipe Busiñac y Borbón, uno de los más prestigiosos arquitectos del momento. Se conserva una planta de la iglesia, aunque sabemos que, por determinadas circunstancias no llegó a terminar las obras que fueron encomendadas en 1675, a Juan Gómez, uno de los oficiales que habían trabajado con él.
El conjunto monumental fue declarado Bien de Interés Cultural el 9 de marzo de 1983 y en él destaca el edificio conventual con su magnífica fachada a la entrada de la población, junto al llamado “Arco de la Carrera”.
De gran interés es, asimismo, la iglesia, dedicada a la Inmaculada Concepción con su retablo mayor, obra de Juan de Abinzano y financiado por Dª Manuela de Falces. Todo el interior del templo está decorado con pinturas murales que han sido atribuidas a José Luzán Martínez y recientemente restauradas, al igual que todos los edificios conventuales, salvo el ala que da a la calle de la Concepción, donde existe otro acceso al templo.
En la fachada de esa calle, se conserva la hornacina con la imagen de la Virgen que el escritor aragonés D. Braulio Foz mandó colocar para poder contemplarla desde su residencia, situada frente al convento, en la que falleció en 1865.
A lo largo de más de más de 350 años, el convento de la Concepción ha desempeñado un papel relevante en la vida local. Allí se celebra la fiesta del 8 de diciembre, declarada “fiesta votada” por la ciudad en 1650.
Antigua comunidad con Sor Pilar Domínguez
Por otra parte, su iglesia fue el escenario donde, en 1903, del renacer de la Congregación Mariana de Borja, erigida canónicamente en 1867 pero que había tenido una vida efímera hasta su refundación merced a la iniciativa del P. Pablo Bori Puig, residente por aquel entonces en Veruela y que fue su consiliario durante varios años.
Beato Pablo Bori
Se da la circunstancia de que el P. Bori fue beatificado por S. S. Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, junto con otras víctimas de la persecución religiosa, pues fue fusilado el 29 de septiembre de 1936, tras ser detenido en el hospital, donde estaba siendo atendido, dada su precaria salud, pues ya había cumplido los 71 años. Sorprendentemente, no se le ha dedicado ningún recuerdo en una ciudad en la que ejerció su ministerio pastoral, ni su fiesta litúrgica, el 29 de septiembre, figura en el santoral de la diócesis.
Algunas de las religiosas llegadas de Ayllón con la nueva abadesa
Hace unos años, llegaron al convento de Borja varias religiosas procedentes del convento de Cuevas de Cañart (Teruel) y mucho más recientemente lo hicieron otras procedentes del de Ayllón (Segovia), lo que ha contribuido a impulsar la vida de esta comunidad borjana.
Ya hemos señalado, anteriormente, las importantes obras de restauración acometidas en varias etapas por el Gobierno de Aragón, en las que puso especial empeño la que fuera abadesa del convento, durante muchos años, Sor Pilar Domínguez.
Recientemente, la antigua huerta del convento ha sido acondicionada como jardín, según diseño del arquitecto D. Carlos Bressel y la colaboración de un destacado paisajista.
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