Durante
muchos meses, Pedro Domínguez Barrios ha recorrido el término municipal de
Borja y los de otras localidades cercanas en busca de los restos de antiguos
abejares. En el blog hemos publicado muchos de sus hallazgos y, ahora, le hemos
encargado una recopilación de todos ellos para dar forma a una nueva
publicación que será editada dentro de la colección dedicada a la Arquitectura
Popular de nuestra zona.
Mientras,
nos ha remitido imágenes de otro abejar, situado en la partida de La Atalaya,
al pie de la Muela Baja de Borja y próximo a la Estanca.
Su
singularidad radica en el acusado desarrollo rectangular de su planta, con una
longitud total que es, aproximadamente, cinco veces su anchura.
La planta está dividida
en dos espacios: el abejar propiamente dicho con 40 colonias en 2 hileras, y
una cadiera con sendos bancos a los lados de la chimenea, junto con un gracioso
ventanuco sobre uno de ellos.
La puerta de acceso en
la fachada Sur, separa ambos espacios.
Al espacio del abejar se abre perpendicular una preciosa bodega subterránea,
con bóveda de medio cañón picada en la
arcilla.
Otro detalle que sólo
hemos visto en este abejar, es el alero de tres hiladas de losas de caliza en
vuelo creciente, a modo de los aleros de ladrillo.
Al
igual que mayoría de nuestros abejares se encuentra en ruinas, como puede
apreciarse en estas imágenes. De todas formas, el hecho de que hayan sido identificados
en torno a 100 abejares, viene a poner de manifiesto la importancia que alcanzó
este tipo de explotaciones, aunque ello no significa que fuera una industria
floreciente, pues como señala el refrán popular: “Si quieres ser pobre de
solemnidad, siembra en el monte y ten abejar”. En cualquier caso, es preciso
dejar constancia de la misma, antes de que sus últimos testimonios desaparezcan
completamente.
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