Ayer
el tenista español Rafael Nadal se alzó, por novena vez, con el triunfo en
Roland Garros, acrecentando su leyenda y convirtiéndolo en una figura
irrepetible. Del eco que tiene este torneo en la capital francesa, pudimos ser
testigos en nuestra reciente visita a París.
De
la torre Eiffel pendía una gran bola, en referencia al mismo y, a sus pies, se
había instalado una pantalla gigante de televisión, a través de la cual podían
seguirse los partidos en directo.
Mientras
tanto, en unas improvisadas pistas podía practicarse este deporte, sin que
faltaran unas casetas en las que se ofrecían todo tipo de recuerdos.
En
la zona podían verse, como es habitual desde hace tiempo, patrullas militares
con armas largas y miembros de la Policía en bicicleta, un medio de locomoción
muy útil en ese entorno y que podría ser introducido aquí ya que entre su
ventajas, contribuye a mejorar la condición física de los agentes.
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