Agustín
Sanz Alós fue el mejor arquitecto aragonés del último tercio del siglo XVIII,
como han puesto de manifiesto las investigaciones de D. Javier Martínez Molina
que, en el último número de Cuadernos de
Estudios Borjanos ha publicado un interesante artículo sobre las obras en
las que intervino en nuestra ciudad.
Una
de ellas es la puerta de San Francisco que, sin duda, era la más importante de
Borja. La motivación que impulsó al ayuntamiento para acometer su
reestructuración era el mal estado en que se encontraba y el deseo de
garantizar la seguridad en esa zona, pues la antigua tenía unos huecos donde
podían ocultarse, por la noche, posibles delincuentes.
Sin
embargo, las obras se demoraron y terminó derrumbándose el 1 de marzo de 1795,
ocasionando la muerte de mosén Juan Baisieres, un sacerdote francés que había
huido del vecino país, tras la Revolución. Otra víctima fue el borjano Manuel
Belsued que, como el anterior, la atravesaba en el momento del desplome.
Las
obras se realizaron a lo largo de 1796 y, afortunadamente, se ha conservado a
pesar de que, a finales del siglo XX, hubo que desmontarla parcialmente por el
deficiente estado en que se encontraba, siendo finalmente restaurada en 2005.
Otro
de los proyectos en los que intervino Agustín Sanz fue el de la construcción de
un mesón que iba a estar ubicado en la plaza de San Francisco. En aquellos
momentos, el ayuntamiento ejercía en monopolio el derecho de alojamiento que se
arrendaba al mejor postor.
En
1780 no se pudo encontrar a nadie que quisiera hacerse cargo de este servicio
que, por otra parte, era muy deficiente por no disponer de un edificio
adecuado. Por ello, se decidió asumir la construcción de una casa mesón de
nueva planta, encargando el proyecto a Agustín Sanz que había acreditado su experiencia
en la creación de establecimientos similares en otras localidades.
Las
obras llegaron a comenzar pero, lamentablemente, el cambio experimentado en las
finanzas locales por la guerra de la Convención y por otras prioridades
posteriores, terminaron por bloquearlo dejándolas inacabadas. No se sabe con
precisión lo que llegó a construirse pero lo cierto es que el trabajo realizado
terminó siendo reaprovechado para otros fines.
De
hecho, en uno de los edificios de la plaza todavía se advierten restos que
pudieron pertenecer al mesón inacabado. Entre ellos, el zócalo de piedra y la
gran portada, recientemente recompuesta con piedra artificial.
No
fueron las únicas obras en las que participó este gran arquitecto, pues también
le fue encomendada la reforma de la colegiata que pasó a otras manos, tras su
fallecimiento.
Recientemente,
fue presentado en el Centro de Estudios Borjanos el documental de José Manuel
Herraiz, basado en las investigaciones de Javier Martínez Molina, titulado Agustín Sanz. El arquitecto fiel, del
que hemos recibido una copia, envío que, desde aquí queremos agradecer.
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