Queremos
resaltar, en primer lugar, la adquisición del volumen XII de las Obras
Completas del P. Luis Coloma S. J. que fueron editadas, en su momento, por la
Editorial Razón y Fe, debido a que, en el mismo, aparece el trabajo que el
autor dedicó a la historia de las reliquias de San Francisco de Borja, lo que nos
ha servido para revisar el destino final de las mismas, pudiendo precisar los
datos que, en su momento, publicamos al tratar de la reliquia conservada en
nuestra ciudad.
Si azaroso fue el destino que siguió el cuerpo
de San Francisco desde su muerte en Roma, hasta su traslado en 1901 a la
iglesia de la compañía en la calle de la Flor de Madrid, donde se interrumpe el
relato del P. Coloma, más triste fue lo ocurrido posteriormente, ya que la
iglesia fue quemada, tras la proclamación de la II República en 1931. El altar
de las reliquias, donde estaban las de San Francisco, junto con otros santos,
quedó completamente destruido, las urnas fundidas y los restos calcinados.
Sin
embargo, algún tiempo después del incendio, el arquitecto D. Pedro Muguruza
Otaño y D. Alberto Fontana, reunieron los restos óseos que encontraron entre
las ruinas, depositándolos en un arca de madera que se conservó en casa de la
madre de D. Pedro.
En
1942, el superior de los jesuitas P. Ignacio Romaña, llevó el arca al Instituto
de Medicina Legal con el fin de que trataran de identificar los restos de San
Francisco. El trabajo fue encomendado a una comisión de forenses,
correspondiendo el peritaje al Prof. D. Manuel Pérez de Petinto y Bertomeu, de
familia vinculada a Mallén, quien con la ayuda de técnicas pioneras para la
época, pudo constatar que se encontraban mezclados los restos de tres personas,
decantándose por los de una de ellas, en virtud al hecho de haber encontrado en
las mismas señales de la enfermedad de gota que padeció el santo, así como a la
ausencia de restos del maxilar inferior que, en 1617, fue entregado al cardenal
D. Gaspar de Borja. Como consecuencia del informe, el obispo D. Leopoldo Eijo y
Garay, extendió en 1944, la correspondiente auténtica y esos restos calcinados fueron depositadas
en una urna de plata, costeada por la duquesa de Lerma, en cuya casa recaía el
patronato sobre las reliquias, la cual se venera actualmente en un altar del
crucero de la iglesia que los jesuitas tienen en la calle Serrano de Madrid.
Por
otra parte la Universidade da Coruña nos ha enviado la obra de Xosé-Álvaro
Porto Dapena, Diccionario Toponímico do
concello e ría de Cedeira, que es el nº 27 de la serie “Anexos de Revista
de Lexicografía”. Se trata de un volumen de 492 páginas, fruto de un dilatado
trabajo del autor, en el que se ordenan alfabéticamente los distintos topónimos
de esa hermosa zona de Galicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario