Tabuenca
es una localidad que, entre sus hijos ilustres, cuenta con un elevado número de
personas que destacaron en el ámbito eclesiástico y a los que se quiso rendir
homenaje colocando sus retratos en la iglesia parroquial. Actualmente se
encuentran situados en el coro de la misma, constituyendo una interesante
galería en la que, más allá de su valor artístico, su importancia radica en el
hecho de servir de testimonio del pasado histórico de la villa. Por ese motivo,
hemos preparado una serie de reportajes en los que haremos referencia a las
biografías de cada uno de ellos, pues no es frecuente encontrar ejemplos como
éste.
El
primero de ellos es el correspondiente a D. Ramón Sancho Mareca, en el que se
hace constar: “Verdadero retrato del Sr. D. Ramón Sancho Mareca, canónigo de la
Santa Iglesia Primada de Toledo. Nació en la villa de Tabuenca, reino de
Aragón, en 30 de agosto de 1760. Vive en el presente de 1817”.
Fue
el cuarto hijo del matrimonio formado por José Manuel Sancho Aznar y Manuela
Mareca Corao. Cursó los estudios eclesiásticos y ejerció como preceptor de
Gramática en su localidad natal. Posteriormente, pasó a servir en los Reales
Ejércitos como capellán del Regimiento de América.
En 1804, estando
destinado en el Regimiento de Cantabria, obtuvo plaza de canónigo en la
catedral de Toledo, vacante por renuncia de D. José Eustaquio Moreno, como
informaba la Gaceta de Madrid.
En 1815, aparece como
comisionado para vender determinadas fincas de la citada catedral, con objeto
de hacer frente a los créditos contraídos durante la Guerra de Independencia.
En la Guía del Estado Eclesiástico Seglar y
Religioso de 1816, aparecía en el puesto nº 5 de los 17 canónigos de la
citada catedral, mientras que, en 1829, era ya el nº 2. Esta es la última
referencia que hemos encontrado, pues no sabemos la fecha de su fallecimiento
que, probablemente tuvo lugar en Toledo.
El
segundo retrato que queremos comentar es el de fray Sebastián Cuartero Román,
al pie del cual figura la inscripción: “El Rvdo. P. Fray Sebastián Cuartero,
Lector jubilado; Calificador del Santo Oficio de la Inquisición de Aragón y de
la Suprema; tres veces guardián de las casas de Zaragoza; Cronista de Aragón;
Secretario de las visitas de Cataluña y Cantabria; y Examinador Sinodal del
arzobispado”.
Había
nacido en Tabuenca el 1 de noviembre de 1681, siendo el séptimo hijo del
matrimonio formado por Sebastián Cuartero Mareca y Librada Román Ferrer. Tras
profesar como franciscano desarrolló una importante carrera dentro de la Orden,
de la que llegó a ser Cronista de la provincia de Aragón, así como Guardián (la
denominación que designa a los superiores) de los conventos de Jesús y San
Francisco de Zaragoza.
En
el retrato viste el hábito franciscano, con un libro en su mano izquierda,
aludiendo a su condición de cronista, el cual apoya sobre la obras de un gran teólogo
franciscano, Juan Duns Scoto, en referencia a su labor docente. Al
pecho lleva la venera relacionada con su labor como miembro de la Inquisición y, como en el caso anterior, no conocemos la fecha de su fallecimiento.
El
último de los que comentamos hoy es el retrato de D. Francisco Cuartero y
Lumbreras, al pie del cual se lee: “El M. Ilmo. Sr. D. Francisco Cuartero y Lumbreras,
hijo de esta villa de Tabuenca; colegial mayor que fue en el de San Ildefonso
de la ciudad de Alcalá y Catedrático de su Universidad. Canónigo de la Catedral
Iglesia de León y confesor de las Sras. del Real Convento de la Encarnación de
Madrid, y de edad de 51 años, en 16 de marzo de 1749, se consagró para Obispo
de la Catedral Iglesia de la ciudad de Segorbe, que reside en ella y la
gobierna al presente”.
Había
nacido en Tabuenca el 3 de
octubre de 1697. Era hijo de D. Vicente Cuartero, perteneciente a una
ilustre familia quien, tras quedar viudo de Dª Lucía Cuartero, contrajo nuevo
matrimonio con Dª Juana Lumbreras, también viuda, con la que tuvo este hijo.
Cursó
los estudios de Gramática en Zaragoza; los de Filosofía en Calatayud; y los de
Teología y Moral en Zaragoza, donde fue ordenado sacerdote. Tras obtener el
grado de Bachiller en la Universidad de Sigüenza, pasó al Colegio de Aragón en
Alcalá de Henares y, posteriormente, al Colegio Mayor de San Ildefonso de esa
universidad, en donde obtuvo el grado de Doctor y de la que fue Catedrático de
Artes, entre 1721 y 1726.
En
1729, logró la plaza de Canónigo Penitenciario en la catedral de León, donde
residió hasta que, en 1736, obtuvo por oposición la plaza de Canónigo Magistral
de la catedral primada de Toledo.
En
1745 pasó a Madrid, como confesor del Real Monasterio de la Encarnación y, tres
años después, fue promovido a la sede episcopal de Segorbe, siendo consagrado el 9 de marzo de 1749 (aunque en la cartela se
indica que fue el día 16). Su permanencia al frente del obispado fue corta, pues
falleció el 20 de febrero de 1751. En ese período fue realizado el retrato que
se conserva en Tabuenca, ya que hace alusión en presente al gobierno de esa diócesis.
En
la iglesia parroquial de su villa natal mandó construir un retablo dedicado a
San José y donó una custodia con sus armas episcopales. Su galero o capelo
(sombrero) episcopal estuvo colgado mucho tiempo, tras su fallecimiento, en el
presbiterio de dicha iglesia. Como es sabido, era y sigue siendo costumbre que
los capelos de los cardenales se cuelguen sobre sus tumbas, hasta que se deshacen,
en alusión según algunos a lo efímero de las glorias de este mundo. En este
caso, no fue enterrado en Tabuenca, sino en su catedral, por lo que el detalle
comentado fue una muestra de deferencia al lugar donde había sido bautizado.
El
retrato tiene especial interés ya que es el único conocido de este obispo, pues
el que se conservaba en la galería de obispos de Segorbe, actualmente en el
Museo Diocesano, ha resultado ser una atribución errónea, tras la reciente
restauración a la que fue sometido, en la que apareció la cartela que lo
identificada con un deán de la catedral.
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