Continuamos
hoy con una tercera serie de los retratos de personajes ilustres de la villa de
Tabuenca, conservados en el coro de su iglesia parroquial. El
primero de los que hoy comentaremos es el de D. Miguel Mareca y Colao, nacido
en esa localidad, el 3 de abril de 1741. Era el quinto de los nueve hijos del matrimonio formado por Pedro Mareca Aznar y María Blasa Colao Gascón.
Cursó
la carrera eclesiástica en el seminario de Zaragoza, siendo destinado tras su
ordenación a la parroquia de Nombrevilla. Estudió Teología en la Universidad de
Cervera, donde se graduó como Doctor, incorporando este grado, el 23 de
diciembre de 1798, a la Universidad de Zaragoza, de la que llegó a ser Rector
entre 1798 y 1804.
Fue
Racionero Penitenciario del Pilar de Zaragoza y, en 1775, obtuvo por oposición
la prebenda penitenciaria de la catedral de Tarazona, de cuyo obispado fue
también Examinador Sinodal.
Logró
después la plaza de Canónigo Penitenciario de la Santa Iglesia Metropolitana de
Zaragoza, de la que tomó posesión el 10 de febrero de 1790 y, unos meses más
tarde, la Canonjía Magistral, una de las dignidades más importantes de ese
cabildo, de la que se hizo cargo el 1 de junio de 1791, compaginándola con la
de Examinador Sinodal del arzobispado. Falleció en Zaragoza, el 1 de junio de
1813.
Un
caso especial es el de este otro retrato de Miguel Sancho Mareca, nacido en
Tabuenca el 16 de junio de 1667. Era el menor de los diez hijos de una
destacada familia de esa localidad. A pesar de la coincidencia de apellidos, no
guarda relación directa con D. Ramón Sancho Mareca, al que hicimos alusión en
el primer artículo de esta serie.
Miguel
perdió a su progenitor a los dos meses de edad, como consecuencia de un trágico
accidente que conmocionó a la población. Encontrándose en el interior de la
iglesia parroquial, su padre fue alcanzado por un rayo, muriendo al instante.
Su
madre contrajo nuevas nupcias, pero falleció cuando el pequeño aún no había
cumplido los cinco años. A
edad muy temprana fue enviado a estudiar al Colegio de Aragón de la Universidad
de Alcalá de Henares, donde contrajo una enfermedad que le obligó a regresar a
Tabuenca y allí murió el 12 de marzo de 1680, a los doce años de edad.
En
el retrato aparece representado con el traje de colegial, con la beca cruzando
su pecho y no deja de ser llamativo que se tomara el acuerdo de inmortalizar su
recuerdo, situándolo entre otros ilustres personajes. En la cartela que figura
al pie se le adjudica el grado de Licenciado que no llegó a obtener y se afirma
que la muerte marchitó “las buenas esperanzas que de él se habían concebido”.
El
tercer retrato que hoy comentamos está muy deteriorado, aunque por la cartela
puede ser identificado como correspondiente a D. Pedro Lumbreras Sancho, nacido
en Tabuenca el 10 de octubre de 1679. Era hijo de Juan Francisco Lumbreras y de
Laurencia Sancho, así como familiar del canónigo D. José Millán Lumbreras, al
que ya nos hemos referido en un artículo anterior.
Con
apenas 14 años de edad, ingresó en la Compañía de Jesús el 2 de noviembre de
1693. Fue Catedrático de Prima en el colegio que los jesuitas tenían en
Zaragoza y también en el de Huesca.
Por
su prestigio y preparación, fue designado Calificador del Santo Oficio y
Examinador Sinodal de arzobispado, cargo este último que también desempeñó en
el obispado de Urgel. Aunque Latassa afirma que dejó escritas varias obras no
hemos encontrado constancia de que llegaran a publicarse. Murió en Zaragoza el
1 de enero de 1745.
El
estado de este lienzo, así como el de otros, hacen aconsejable llevar a cabo su
restauración, dado el interés de este conjunto muy poco frecuente por sus
características.
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