En
nuestro artículo de ayer hablamos de la existencia en Xàtiva de otros museos,
además del de la colegiata, del que dimos referencia. Hoy queremos hacerlo
respecto a las dos sedes del Museo Municipal.
La
más antigua, pues fue inaugurada en 1918, es la que se ubica en dos importantes
edificios históricos, el almudí o alhóndiga, construido entre 1545 y 1548, y el
edificio contiguo (incorporado más tarde al museo) que fue sede de la Aduana de
Mercancías y, posteriormente, del Banco de España.
Aquí
se expusieron las colecciones arqueológicas y artísticas, hasta que
recientemente fue inaugurada la nueva sede, a la que luego nos referiremos,
quedando aquí, exclusivamente, la Sección de Arqueología.
Al
tratar de este museo, debemos recordar la figura del beato Gonzalo Viñes Masip
(1883-1936), que fue uno de sus principales impulsores. Canónigo archivero de
la colegiata fue un hombre de gran preparación intelectual, por lo que fue
nombrado Cronista Oficial de la ciudad en 1917. Miembro de diferentes
sociedades científicas, entre ellas la Sociedad Aragonesa de Ciencias
Naturales, destacó por su dedicación a la Arqueología, participando en varias
excavaciones y publicando numerosos artículos. Fue asesinado el 10 de diciembre
de 1936, y San Juan Pablo II lo beatificó el 11 de marzo de 2001. Está
enterrado en la colegiata junto con el beato Francisco de Paula Ibáñez Ibáñez,
abad de Xàtiva, asesinado el 19 de agosto de 1936.
En
la planta baja del primer edificio se muestran diversas piezas arqueológicas y
algunos restos arquitectónicos de interés, como el que se muestra en esta
imagen que corresponde a los arcos de unos antiguos baños árabes, encontrado en
el interior de una fábrica de licores en 1918.
Desde
allí se accede al hermoso patio del antiguo almudí, en torno al cual se disponen
aras, lápidas, escudos heráldicos y otros elementos, entre los que nos llamó la
atención este pavimento idéntico al de las termas romanas de Albeta, del que
dimos cuenta en un artículo anterior.
En
la planta superior hay una gran maqueta de la ciudad, magníficamente realizada
y de grandes dimensiones, a la que no hace justicia esta fotografía. Junto a
ella y por medio de una presentación se narra la entrada en Xátiva del cardenal
Borja, el futuro Alejandro VI, cuando llegó a su ciudad natal como legado
pontificio, en la que va recordando el apoteósico recibimiento que le fue
tributado.
A
escasa distancia, se encuentra la antigua Casa de la Enseñanza, construida en
1758, por iniciativa del arzobispo D. Andrés Mayoral Alonso de Mella para que
allí fueran educadas las niñas sin recursos. A este edificio se ha trasladado
recientemente la Sección de Bellas Artes del Museo Municipal y el resultado ha
sido espectacular, causándonos una gratisima impresión.
Nada
más acceder al interior se puede ver esta hermosa cruz gótica que estuvo emplazada
en el camino de Valencia y que, nuevamente, nos recuerda al beato Gonzalo Viñes
Masip, pues fue quien hizo posible su traslado al Museo Municipal.
En
el interior de la antigua capilla, cuya cúpula ha sido rehecha con acierto, se
encuentra el gran retablo de la Transfiguración, procedente de la ermita de San
Salvador, donde los agustinos establecieron su primer convento. Posteriormente,
la ermita fue dedicada a las Santas Basilisa y Anastasia, patronas del gremio
de sastres. A comienzos del siglo XX intentaron venderlo y fue una vez más el
beato Gonzalo Viñes, junto con el Patronato del Museo, quien logró que fuera
adquirido por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes para su
definitivo emplazamiento en el naciente museo.
Sin
embargo, la obra más conocida es el retrato de Felipe V, por el hecho de estar
colgado invertido. Fue, a mediados del siglo XX, cuando el entonces director
del museo D. Carlos Sarthou, al que ya hemos citado, se le ocurrió la idea de colocar
al monarca en esta posición, como protesta por el saqueo al que Xàtiva fue
sometida por los ejércitos borbónicos durante la guerra de Sucesión. Sin
embargo, en Borja no hemos hecho lo mismo con los retratos del archiduque
Carlos o del conde de Sástago, pues el saqueo de nuestra ciudad, durante esa
misma contienda, fue protagonizado por los austracistas, al ser Borja fiel a la
causa de Felipe V, razón por la cual en sus armas figuran la flor de lis y el
león, así como la leyenda “Saqueada por ser siempre fidelisima”.
Es
imposible comentar la gran colección de obras de arte que pueden contemplarse
en este museo, pero por su relación con Aragón, queremos citar la colección
completa de grabados de Goya que se exhiben en varias salas, así como este
curioso óleo de Manuel Poy Dalmau, firmado en 1901, que representa el patio de
la Casa de la Infanta de Zaragoza. Pertenece a la colección del Museo del Prado
y figura en depósito entre los fondos del museo de Xàtiva.
No
teníamos noticia de este pintor, activo a finales del siglo XIX y principios
del XX, pero redactando este artículo hemos encontrado otra obra suya que
aparece identificada como “Celebración en la taberna”, fechada en 1904, en la
que a pesar de la mala calidad de la imagen, puede apreciarse perfectamente que
también se sitúa en el mismo patio de la Infanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario