Acabamos
de adquirir un ejemplar del cuaderno III del tomo XXIV del Boletín de la Real Academia de la Historia, correspondiente al año
1894. El interés del mismo radica en que en esa publicación se incluye un
informe del ilustre historiador y jurisconsulto D. Vicente de la Fuente y
Condón (1817-1889), sobre la visita efectuada a los archivos de Tarazona,
Veruela, Alfaro, Tudela, Calatayud y Borja.
D.
Vicente de la Fuente, que había nacido en Calatayud, llegó a ser Rector de la
Universidad Central y miembro de las Reales Academias de la Historia y de la
Ciencias Morales y Políticas. Precisamente en su condición de Académico de la
Historia efectuó la visita a la que haremos referencia, en el marco de los
trabajos programados para completar la monumental obra España Sagrada, que
había escrito el P. Traggia, a finales del siglo XVIII. Comoquiera que, entre
las partes que faltaban figuraba la correspondiente a la diócesis de Tarazona,
se encomendó a D. Vicente de la Fuente visitar los archivos más importantes de
la misma, para recabar datos que facilitaran la labor. No sabemos la fecha
exacta en la que estuvo en Borja, pero desde luego fue años antes de ser
publicado el informe, pues en 1894 cuando se dio a conocer en el Boletín,
habían transcurrido cinco años desde su fallecimiento.
En
Borja, parece ser que no encontró demasiada ayuda en la colegiata, donde le
dijeron que su archivo había sufrido las consecuencias de los saqueos
efectuados durante las guerras de Sucesión y de la Independencia, cosa que no
era completamente cierta.
Sin
embargo, en el Archivo Municipal encontró documentos muy importantes sobre los
que merece la pena hacer referencia. En primer lugar, señala haber visto “el
Breve del Papa Alejandro VI, declarando patrimoniales los beneficios de aquella
iglesia colegial”. Se refiere, indudablemente, a la llamada “bula de
patrimonialidad”, en virtud de la cual todos los cargos de la colegiata de
Santa María debían ser provistos en naturales de la ciudad o bautizados en
ella. Esta bula que se conservaba en el archivo colegial, fue pedida en un
momento determinado por la corporación municipal y nunca retornó a su lugar de
procedencia, habiendo sido dada por desaparecida con posterioridad.
Pero,
a continuación, da noticia de “varios legajos de papeles árabes, que no fueron
hallados mientras allí estuve”; de un “libro de apuntaciones de aquel
Corregimiento”; del “fuero de población de D. Alfonso el Batallador” y del
“repartimiento hecho por el Conde de Foix”.
Estamos
ante documentos de suma importancia. Por un lado unos supuestos documentos
árabes, que no llegó a ver; pero sí pudo constatar la existencia del Libro
Lucero, del Fuero de Población y del Libro del Repartimiento. En el caso de
estos dos últimos, los menciona expresamente entre los principales hallazgos de
su “expedición”.
Y
como señal inequívoca del interés que le despertaron, en su tercera conclusión
o recomendación propone que “que se pidan al Ayuntamiento de Borja, con
carácter de devolución” para reconocerlos y copiarlos si convienen.
Comoquiera
que en el momento de la visita del Prof. de la Fuente los documentos estaban en
el archivo y, sin embargo, no figuran en el inventario realizado a finales del
siglo XIX, siempre consideramos extremadamente llamativa su “desaparición” en
tan corto espacio de tiempo.
Por
un momento, llegamos a sospechar que se hubieran llegado a remitir a la Real
Academia de la Historia y que no se devolvieran. Sin embargo, una minuciosa
investigación en los archivos de la Academia nos llevó a concluir que nunca
salieron de Borja, por lo que no existe constancia de los mismos en esa
corporación.
Pero,
cuando el enigma parecía imposible de ser resuelto, Manuel Gracia Rivas
encontró un envoltorio que servía de soporte o falca a una de las estanterías
del archivo, cuando se encontraba ubicada en el parque de San Francisco. Al
abrir aquel extraño paquete, pudo constatar con sorpresa que, en su interior,
se encontraban los dos Libros Lucero, de los que no se tenía constancia, ya que
tampoco aparecen registrados en el inventario anteriormente citados. El que,
con ellos, apareciera una nota indicando que habían sido devueltos por la viuda
de un conocido personaje, tras el fallecimiento de su marido, vino a constituir
la prueba fehaciente de lo ocurrido con uno de los documentos citados por D.
Vicente de la Fuente, así como de las razones por las que no fue incluido en el
inventario que la misma persona realizó por encargo de la corporación
municipal.
Mientras
tanto, del Fuero de Borja nunca más se supo, ni tampoco del Libro del
Repartimiento, documentos de excepcional importancia para la historia de Borja
y de Aragón, cuya existencia a mediados del siglo XIX está constatada.
En
torno a los fueros, debemos señalar que Juan José Morales Gómez y Manuel José
Pedraza García, publicaron en 1986, con el título Fueros de Borja y Zaragoza, la transcripción del manuscrito nº 225,
conservado en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza, conocido con el nombre
de “Códice Villarense”, con diversas alusiones al fuero de Borja.
De
igual manera Carmelo Rodríguez Abad publicó, en Jerónimo Zurita. Revista de Historia 53-54, un interesante artículo
titulado “El problema de los fueros de Borja. Un modelo para su
reconstrucción”. Pero ninguno de los autores que han abordado este tema conoció
los datos que hoy ofrecemos aquí, así como la posibilidad de que, en un momento
determinado, esos documentos “perdidos” puedan volver a la luz. Que la
Santísima Cruz y la Virgen de la Peana, nuestras patronas, iluminen las
conciencias de quienes, quizás, podrían
obrar el “milagro”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario