En
artículos anteriores hemos hecho referencia a los elementos de arquitectura
militar que pudimos visitar durante nuestra estancia en Castellote, en compañía
de Dª Rita Pereira Pérez. Hoy terminamos la serie dedicada a esta hermosa
localidad del Maestrazgo turolense con algunos de los monumentos que se
encuentran en su casco urbano.
Comenzaremos
con dos que podemos encuadrar dentro de la arquitectura popular. El primero de
ellos es esta interesante fuente, situada junto a la Casa Consistorial en lo
que, antaño, fue una de las entradas de la población. Está presidida por la
conocida con el nombre de “dama de las sargantanas”, un relieve con la figura
de una mujer y lagartijas o sargantanas a las que hace alusión la denominación popular.
Nos
llamó poderosamente la atención este espectacular conjunto, constituido por el
lavadero y la fuente anexa, algo frecuente en las localidades de la zona,
aunque en este caso está dotado de especial magnificencia. Dispone de una
escalera monumental y se cubre con una cubierta de madera y varias vertientes,
habiendo sido restaurado recientemente.
Dentro
de los monumentos religiosos, pudimos visitar la ermita de la Virgen del Agua,
adosada al torreón “templario” en el siglo XVII. En el exterior, destacan las columnas
salomónicas que flaquean la portada de acceso y ático. El interior, de planta
casi de cruz griega se cubre con una cúpula ciega sobre pechinas en el
transepto.
Allí
se venera a la Patrona de la localidad, una talla románica que, según la tradición
fue encontrada por un sacerdote en el paraje de “El aguador”, siendo también la
titular de la ermita que allí existe, a la que nos referimos en un artículo
anterior. Es la única imagen que se salvó, en el expolio llevado a cabo durante
la Guerra Civil, merced a la intervención de Dª Asunción Cano Sañudo y D.
Auspicio Gabanes Gracia, que la sustituyeron por una muñeca, recubierta por el
manto.
La
iglesia parroquial está dedicada a San Miguel Arcángel y es un bello ejemplo de
la arquitectura gótica del siglo XV, construida en piedra, salvo el ábside
poligonal que es de ladrillo.
Aunque
no pudimos visitar su interior, el exterior es muy interesante con la portada
principal bellamente decorada en sus arquivoltas, aunque muestra también
huellas de la destrucción a la que fue sometida. Destaca, asimismo, el arco
apuntado por el que se accede la facha lateral.
Pero
Castellote cuenta con un conjunto especialmente significativo de edificios
representativos de la arquitectura civil, entre ellos su Casa Consistorial, con
la lonja inferior formada por arcos apuntados de piedra.
Son
numerosos los ejemplos de casas señoriales de los siglos XVI, XVII y XVIII que
podemos encontrar recorriendo sus calles. Por su interés, merecería la pena una
intervención más activa en alguno de estos edificios.
En
cualquier caso, el trazado de sus calles, las características de sus edificios
y los elementos característicos de su arquitectura hacen sumamente grato el
deambular por ellas.
Lamentablemente,
quedan huellas de los daños infringidos en el pasado a alguno de sus elementos
patrimoniales, como esa bella hornacina con el relieve de la Sagrada Familia o
escudos de armas borrados con saña.
Castellote
dispone de un buen espacio cultural en el antiguo cuartel de la Guardia Civil,
rehabilitado para estos fines y en el que, el día de nuestra visita, se estaba
impartiendo una conferencia sobre la Orden del Temple.
Afortunadamente,
en nuestro recorrido por el casco urbano, pudimos encontrar un testimonio
visible, aunque prácticamente olvidado, que pone de manifiesto la vinculación de
la localidad con la Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, durante
seis siglos: un escudo situado sobre la portada de acceso al desaparecido
horno. Se trata de un escudo partido, en cuya primer cuartel aparecen las armas
del comendador que lo mandó construir. Que es de un comendador, queda de
manifiesto por llevar, en jefe la cruz recta de la Orden que también aparece en
el segundo cuartel.
Castellote
cuenta también con un monumento, como muestra de reconocimiento a uno de sus
hijos más ilustres, D. Agustín Plana Sancho, Coronel honorario del Cuerpo de
Ingenieros de Armamento y Construcción, que llegó a ser Director de Altos
Hornos de Vizcaya, Presidente del
Consejo de Administración de RENFE y Subsecretario de Obras Públicas entre 1957
y 1967. Entre las numerosas condecoraciones y distinciones recibidas figura el
nombramiento de “Hijo Predilecto de Castellote”, otorgado el 9 de septiembre de
1957.
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