Durante
nuestro reciente recorrido por el Maestrazgo, tuvimos la oportunidad de visitar
una de sus más interesantes localidades: Castellote, recorriendo con
detenimiento sus diversos monumentos y, de manera especial, el conjunto de
fortificaciones que la protegían, contando con la excepcional colaboración de
Dª Rita Pereira Pérez, una guía singular pues, junto a sus conocimientos, es
preciso destacar su dedicación a una tarea que le apasiona y a la que no dudó
en dedicar un tiempo muy superior al de su jornada laboral.
Nos
referiremos, en primer lugar, al imponente castillo que domina el caserío,
formando una unidad con el roquedal en el que se asienta, al que se atrevió a
subir D. Leandro José Galindo, acompañado por Rita y D. Raúl Utrilla Muñoz que
fue nuestro anfitrión durante esos días.
El
acceso al castillo se realiza por una escarpada senda que, hasta la
construcción del actual túnel por el que se penetra en el caso urbano de
Castellote, era también el camino que conducía a la población.
Conforme
se va subiendo pueden divisarse unas hermosas panorámicas, como la de la
fotografía inferior con la ermita de San Macario, con su Vía Crucis, y el
pantano de Santolea al fondo, cuya auténticas dimensiones no se aprecian en la
fotografía.
Verdaderamente
impresionante es el emplazamiento de la ermita del Llovedor, a la que acuden en
romería los hombres, el día 1 de mayo, mientras que las mujeres lo hacen el
sábado anterior al lunes de Pentecostés.
También
es muy llamativo el acueducto de “Las Lomas” que, antiguamente, llevaba el agua
a la población y que, en 2010, fue restaurado por el Departamento de Educación,
Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, en colaboración con los Ministerios
de Fomento y de Cultura, con fondos del 1% cultural.
Tras
el paso por un peirón y la sorpresa de la visión de una cabra hispánica con su
cría sobre los riscos cercanos, se llega al castillo, una impresionante
fortificación de origen medieval, aunque es significativo que, en las
excavaciones realizadas se encontró una magnífica punta de flecha de la Edad
del Bronce.
Su
aspecto actual responde, en gran medida, a las reformas introducidas durante la
Primera Guerra Carlista, en la que se convirtió en una importante posición de
los partidarios del Pretendiente, protagonizando una heroica defensa frente a
las tropas de Espartero. En el ataque quedó prácticamente destruido y, en 2011,
el Ayuntamiento de Castellote emprendió la restauración de sus restos con las
aportaciones de los Ministerios de Fomento y de Cultura.
El
cambio experimentado ha sido espectacular, pudiendo tomar conciencia de las
características del núcleo original como de las modificaciones realizadas en el
siglo XIX, a las que antes se ha hecho referencia.
Entre
las estructuras que pueden verse también, se encuentra lo que parece ser una
antigua nevera por el vano circular que hay en la parte superior y el acceso
lateral propio de este tipo de construcciones.
En
uno de sus extremos se aprecia, perfectamente, su adaptación a la cresta rocosa
sobre la que fue construido, facilitando enormemente sus condiciones
defensivas, como puede advertirse en esta imagen.
Terminó
el recorrido con el sol poniéndose ya tras las montañas, permitiendo a D.
Leandro Galindo, realizar estas fotografías que reproducimos como preludio de
otros artículos posteriores sobre los monumentos de Castellote.
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