El 1 de noviembre de
1681 nació en Tabuenca fray Sebastián
Cuartero Román. Era el séptimo hijo del matrimonio formado por
Sebastián Cuartero Mareca y Librada Román Ferrer. Tras profesar como
franciscano desarrolló una importante carrera dentro de la Orden, de la que
llegó a ser Cronista de la provincia de Aragón, así como Guardián de los conventos de Jesús y San Francisco de
Zaragoza. Fue asimismo calificador del Santo Oficio y examinador sinodal del
arzobispado de Zaragoza. Su retrato se conserva en la iglesia parroquial de su
localidad natal. En el mismo, viste el hábito franciscano, con un libro en su
mano izquierda, aludiendo a su condición de cronista, el cual apoya sobre la
obras de un gran teólogo franciscano, Juan Duns Scoto, en referencia a su labor
docente, dado que fue Lector. Al pie figura una inscripción en la que se hace
mención de los cargos que desempeñó.
El 1 de noviembre de 1873
nació en Mallén D. Santos González
Roncal. Desde muy joven se dedicó al trabajo en el campo, hasta que en 1894
fue movilizado y destinado al Batallón Disciplinario de Melilla. Durante los
tres que permaneció en esa plaza aprendió a tocar la corneta y, en 1897, se
ofreció voluntario para servir en Filipinas. La historia de esos años a los que hemos hecho
alusión nos plantea una cuestión que, por el momento, no hemos podido resolver:
¿Por qué fue destinado a un batallón disciplinario, tras haber sido movilizado?
En cualquier caso,
llega al lejano archipiélago en un momento en el que las tropas españolas se
enfrentaban al movimiento insurreccional protagonizado por el Kaipunan, con el
apoyo norteamericano. Tras una breve estancia en Manila es asignado como
corneta al batallón de Cazadores nº 2 y
enviado a la localidad de Baler, donde iba a participar en una gesta que
asombró al mundo, la de “los últimos de Filipinas”.
El 30 de junio de 1898,
la guarnición española de Baler se vio obligada a refugiarse en la iglesia de
San Luis de esa localidad, ante el acoso de las fuerzas filipinas. Estaba
integrada por 54 hombres, al mando del capitán D. Enrique de las Morenas. Allí
resistieron durante 337 días, durante los cuales murieron 21 de los defensores,
entre ellos el propio capitán. Tras la firma del tratado de paz entre España y
los Estados Unidos que puso fin a la guerra, siguieron resistiendo, hasta que
el corneta D. Santos González Roncal, natural de Mallén, hizo sonar su
instrumento por última vez, para acompañar el arriado de la bandera que con
tanto heroísmo habían defendido.
D. Santos González
Roncal es recordado en Mallén con este busto que es, al mismo tiempo, un
símbolo de la sinrazón ya que el héroe murió fusilado el 8 de septiembre de
1936, cuando residía en su localidad natal, donde había contraído matrimonio,
del que nacieron seis hijos, y se dedicaba al trabajo agrícola. Triste final
para quien se había hecho acreedor a la Cruz de 1ª clase de María Cristina y la
Cruz de Plata al Mérito.
El 1 de noviembre de 1913
nació en Agón Santos Belsué Ezpeleta quien, al comienzo de la guerra civil, tuvo
que huir para evitar ser fusilado. Tras estar oculto durante algún tiempo, fue
capturado por las fuerzas alemanas y enviado al campo de concentración de
Mauthausen donde falleció el 20 de marzo de 1941.
El 1
de noviembre de 1919 nació en Borja D.
Dimas Lajusticia Sanmartín. Cursó sus primeros estudios en la escuela de
esta ciudad y su interés por el dibujo le llevó a recibir clases particulares
de D. Baltasar González y de la hermana Josefina del colegio de Santa Ana. En
la imagen aparece el día de su Primera Comunión.
Pero
muy pronto manifestó una aptitud especial para la Música, por lo que en 1931 D.
José María Pereda le inició en el estudio del Solfeo, mientras que D. Mario
Foncillas le enseñó la práctica del violín y Lorenzo López la de la bandurria.
En
1932 ingresó en la Tropa de Exploradores de Borja que contribuyó a conformar su
carácter. Al ser llamado a filas, en el transcurso de la guerra civil, sus
conocimientos musicales favorecieron su destino en la Banda de Música del
Regimiento de Transmisiones de Carrión de los Condes, donde conoció a la que
sería su esposa Dª. Alejandra González Pedrosa.
Al
término de la contienda, se reincorporó a su trabajo en la industria familiar
de cerrajería mecánica y soldadura, aunque no abandonó su vinculación con la
Música, pues siguió componiendo y en la Sociedad General de Autores, en la que
ingresó en 1947, tiene registradas más de 50 obras. Arreglista de numerosas
composiciones para pulso y púa, destacó por su labor en la recuperación de
obras de tradición local.
A los
14 años de edad ingresó en la Rondalla de Borja y fue también violín 1º en la
capilla de música de la colegial de Santa María. En 1945 creó y dirigió la
Rondalla Borjana y en 1964 la Agrupación Musical “Ntra. Sra. de la Peana” que
llegó a contar con 64 componentes. Entre 1972 y 1989 dirigió la Agrupación
Musical “Virgen del Puy” de Mallén y también estuvo al frente de las rondallas
de Tabuenca y Novillas. Asimismo impartió clases en el seminario de Tarazona,
en Magallón y Fréscano.
En
1994 aún tuvo ánimos para crear en Borja un quinteto de pulso y púa con
antiguos compañeros de la rondalla, disuelto tres años después tras el
fallecimiento de uno de sus integrantes. En mayo de 2003 la Orquesta Laudística
Aguilar le rindió un homenaje en el transcurso del III Encuentro de Orquestas
Laudísticas. Falleció en Borja, su ciudad natal, donde había sido un elemento
destacado dentro del panorama musical del siglo XX.
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