Tras
el desfile de presentación al que hemos hecho referencia en el artículo
anterior, todos los grupos que representaban a la ciudad se situaron a ambos
lados de la calzada que conduce a la puerta de San Francisco, en la que eran
recibidas en el pasado todas las personalidades que visitaban Borja.
Al pie
de la misma esperaban el Justicia y Jurados de la ciudad que, como comentábamos
ayer, eran representados por los actuales miembros de la corporación municipal,
un hecho infrecuente en este tipo de representaciones y que viene a poner de
manifiesto la implicación del M. I. Ayuntamiento en este acontecimiento tan
importante.
El
relator explicó el significado de lo que se iba a representar a lo largo de la
mañana que, en definitiva, era un hecho histórico acaecido en Borja, en 1492,
cuando los Reyes Católicos decidieron detenerse aquí varios días, en su camino
hacia Barcelona, para presidir la primera Junta de la Santa Hermandad que, poco
antes, se había creado en Aragón.
Tan
pronto como la comitiva real fue avistada por el camino de Tarazona, las
campanas del convento de Santa Clara comenzaron a sonar, mientras los miembros
de la cofradía de San Sebastián efectuaban unas salvas.
Cuando
los reyes desmontaron de sus caballos, el Justicia se acercó a cumplimentarlos,
haciendo entrega a D. Fernando de su vara, siendo correspondido por el soberano
con unas calurosas palabras, así como también por Dª. Isabel que manifestó su
complacencia por encontrarse al fin en Borja.
Tras
atravesar el arco, la comitiva marchó por la calle de San Francisco en
dirección a la plaza de las Canales, mientras que desde los balcones se
lanzaban pétalos de rosa y constantes vítores a Sus Altezas.
Entre
las muestras de entusiasmo popular se llegó a la citada plaza en la que tuvo
lugar la siguiente representación, en presencia del numeroso público que se
había reunido allí, al igual que en todo el recorrido.
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