Finalizamos
hoy la reseña de las publicaciones relacionadas con Juan David García Bacca,
que recientemente hemos conseguido, con tres revistas que habían quedado
pendientes.
Una de
ellas es el nº 124 de la Revista Nacional
de Cultura, correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 1957, en
la que dio a conocer un artículo titulado “Einstein y la Ciencia del siglo XX”,
en el que recuerda la evolución experimentada en el conocimiento de la
estructura de la materia, desde la concepción que de la realidad física se
tenía en el siglo XVI, a través de las aportaciones de Newton, Hahn y
Strasmann, hasta culminar con las trascendentales aportaciones de Einstein, del
que resalta su triple identidad: como sabio entre los científicos, como hombre
por su contribución al progreso de la humanidad; y como hermano, por la forma
con la que supo asociar a sus trabajos a muchos colaboradores.
Además,
en este volumen se incluye una reseña, redactada por José María Pla y Beltrán del
artículo de García Bacca “De la grande importancia del filosofar. De la menor
de la Filosofía. De la mínima de los filósofos” que apareció en el nº 7 de la
revista Ciencia y Cultura, publicada
por la Universidad Nacional de Zulia (Venezuela) en 1957. Pla y Beltrán fue un
poeta español, nacido en Ibi (Alicante) en 1908. Condenado a muerte en 1939, la
pena le fue conmutada, saliendo de prisión en 1946. En 1955 marchó a la
Republicana Dominicana y, poco después a Venezuela, donde falleció en 1961.
La
segunda es el nº 3-4 de Theoría, la
revista de Teoría Historia y Fundamentos de la Ciencia que dirigía en Madrid
Miguel Sánchez-Mazas, el cual la había fundado en 1952 y que, a pesar de su
corta vida (cuatro años), constituyó el primer intento serio llevado a cabo en
la España de la postguerra de contribuir al desarrollo de la filosofía
científica, de la que García Bacca había sido iniciador antes de 1936.
No es
de extrañar, por lo tanto, que este volumen de marzo de 1953 se le invitara a
colaborar con un artículo “Sobre el fondo filosófico de algunas teorías de
biología matemática” que, en realidad, era el texto de su intervención en la
sesión inaugural de la II Convención de la Asociación Venezolana para el Avance
de la Ciencia, celebrada en Caracas del 15 al 22 de febrero de 1952.
El
propio editorial destacaba el gran valor espiritual de esa colaboración “en una
época de grandes divisiones y sectarismos intelectuales” con unas frases que
nos parece muy oportuno reproducir:
“Juan
David García Bacca, que hoy nos honra con su importante trabajo, es uno de los
grandes filósofos originales que escriben en lengua castellana, una de las
pocas personalidades filosóficas verdaderamente profundas y vigorosas que
España puede ofrecer al mundo en el momento presente.
No
sería justo que, por su larga ausencia de la Península, un pensador de tan alta
categoría intelectual sufriera, de acuerdo con un hábito por desgracia muy
extendido entre la gente española, el olvido de los antiguos compañeros, el injurioso
silencio de los compatriotas coetáneos y, lo que sería aún más grave, como
consecuencia, la ignorancia de los jóvenes, a quienes sus numerosos libros,
editados en América, apenas llegan.
Con
Xavier Zubiri y, de modo algo distinto, con Eugenio d’Ors, constituye García
Bacca el exiguo y glorioso grupo de filósofos que han sabido asomarse de
verdad, en nuestra Patria, al panorama difícil de la ciencia actual para
explicarla y fundamentarla con rigor desde una perspectiva filosófica propia,
aunque fuertemente enraizada en la mejor tradición”.
El editorial,
enteramente dedicado al ilustre filósofo, finalizaba afirmando que “la
comunicación de ideas libre y abierta, lejos de sectarismos intelectuales, es
la base de toda cultura y de toda grandeza”.
Y la tercera
en el nº 6 de Teorema, editada por el
Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Valencia,
en junio de 1972, la cual incluye el texto de la comunicación presentada al III
Simposio de Lógica y Filosofía de la Ciencia, celebrado en esa ciudad, por el
filósofo D. Manuel Garrido Jiménez (1925-2015), titulada “La Lógica matemática
en España (1960-1970)” dedicada a lo que
el autor denomina “el principio de un estudio serio” de esa disciplina en
España en el transcurso de esa década. No obstante cita a los precursores de su
introducción en España, entre los que ocupa un lugar relevante García Bacca, al
que menciona en una amplia dota, destacando su contribución como autor y
docente en la Universidad de Barcelona, desde 1932, y tras la guerra en las de
Quito, México y Caracas.
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