Siempre
nos ha entusiasmado la presencia de flores en ventanas y balcones, dado que
contribuyen, de manera decisiva, al ornato ciudadano. De ahí que recorrer las
calles de Priego de Córdoba constituya un auténtico placer.
El
conjunto de calles que constituyen el denominado “barrio de la Villa”, en su
casco antiguo, sorprende al visitante por el blanco de sus fachadas y la profusión
de macetas que lo decoran. Es cierto que el clima cordobés no es igual que el
nuestro, pero hay lugares más fríos que también hacen alarde de decoraciones
similares.
Pero
Priego tiene también espacios urbanos muy cuidados, como la plaza de la
Constitución, donde se ubica su Casa Consistorial, o la del Sagrado Corazón de
Jesús, presidida por el monumento erigido en 1941, en recuerdo a los caídos en
la guerra civil, que lejos de ser demolido fue restaurado hace unos años.
Destacan
también sus numerosos monumentos, como el dedicado a los “Creadores del
Patrimonio Artístico”, situado en la plaza de Colombia, o el del José Álvarez
Cubero, el escultor prieguense, autor del grupo dedicado a la defensa de
Zaragoza, al que hicimos referencia en un artículo anterior.
No
podemos dejar de mencionar esa bellísima fuente del Rey y su entorno que
recorrimos bajo la lluvia y que no pudimos contemplar en todo su esplendor,
dado que en estos momentos está siendo restaurado el grupo central de la misma.
Lo
dicho de Priego se puede aplicar también a la capital cordobesa y a las calles
de su judería y del entorno de la catedral.
Pero
no son los únicos lugares, como puede apreciarse en estas otras imágenes
tomadas cerca del Museo Arqueológico que, lamentablemente, no pudimos visitar
por ser lunes el día de nuestra estancia en la ciudad.
Sin embargo, si hay algo que, recientemente, ha proyecta internacionalmente a Córdoba son
sus patios, cuya fiesta en la que sus propietario compiten en la decoración ha
sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Estas fotografías no son las más
representativas de ese conjunto, dado que muchos de sus elementos son de
propiedad particular y, además, la fiesta tiene lugar en mayo.
Aprovechando
este tirón el Ayuntamiento de la capital y Zizai Hotels pusieron en marcha el
Festival Internacional de las Flores, con la intención de demostrar que las flores
también son para el otoño. Este año se ha celebrado la segunda edición del
mismo, en la que han competido cinco creadores, decorando espacios públicos,
dos de los cuales visitamos, entre las 275.000 personas que los han recorrido
durante estos días.
Uno de ellos era el patio de la emblemática posada
del Potro, ya citada en el Quijote, con cuya decoración el japonés Hideyuki Niwa se alzó con el Segundo
Premio, dotado con 10.000 Euros. Allí nos fotografiamos como la mayoría de sus
visitantes, contribuyendo a la promoción de este interesante certamen.
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