Hoy se
clausura la exposición “Aragón en el mapa: la imagen de Aragón a través de la
cartografía (siglos XV a XXI)”, organizada por la Consejería de Vertebración
del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, a través del Instituto Geográfico de Aragón, y que desde el pasado 5 de septiembre ha podido
ser visitada en el Museo de Zaragoza.
Como
nos ha recordado D. Guillermo Carranza ha sido el mapa de Labaña, procedente de
la colegiata de Santa María de Borja, que fue restaurado por el Centro de Estudios
Borjanos para su exhibición en el Museo de la Colegiata, el eje central de la
exposición. No nos sorprende, dado que se trata de una pieza única y una
auténtica joya de nuestro museo, pues hasta su descubrimiento no se conocía
ningún ejemplar de la reimpresión realizada en 1697, del mapa del famoso
geógrafo portugués.
Aunque
sobre las distintas ediciones de este mapa existen diversos trabajos, entre
ellos el publicado en nuestra revista Cuadernos
de Estudios Borjanos, en opinión de Guillermo Carranza, no se ha insistido
suficientemente en la forma en que fue realizado, para lo cual Labaña recorrió
detenidamente todo el territorio aragonés, efectuando las oportunas mediciones.
No
obstante, la Diputación de Zaragoza publicó en 1895 el Itinerario del reino de Aragón, que es el diario de viaje efectuado
por Labaña, entre 1610 y 1611, donde se recogen numerosos detalles de interés
sobre el estado en el que se encontraban entonces las localidades que visitó.
Un ejemplar de ese libro, así como otras obras sobre esta cuestión las tenemos
en nuestra biblioteca.
Lógicamente,
también recorrió las tierras de nuestra zona. En el primer viaje, iniciado en
Zaragoza, el 10 de noviembre de 1610, llegó a dormir en Alagón y, el 12 de noviembre
estuvo en Tauste, donde realizó mediciones topográficas hacia el sur, nombrando
algunas localidades de la comarca borjana, de las que señala a que señor
pertenecen, el número de vecinos y casas, las ermitas principales y algún dato curioso.
Pero
su estancia más prolongada en esta zona tuvo lugar a lo largo de su segundo
viaje que inició en la capital aragonesa el 3 de febrero de 1611. Tras dormir
en Bardallur, entre en nuestra comarca por El Pozuelo, para pernoctar en
Magallón el viernes 4 de febrero.
De Magallón afirma que
es una villa, situada parte en alto y parte en bajo, a las faldas de un monte,
en cuya cima hay una iglesia y un “castillo arruinado completamente”, desde
donde se divisa una agradable vista de las riberas del río Huecha.
Todavía se conservaba,
por lo tanto, parte del castillo y desde la “cruz de Magallón” que estaba junto
al mismo realizó sus mediciones el día 5, anotando las distancias a todas las
localidades que, desde allí podían verse. Por la noche fue a dormir a Borja.
Respecto a nuestra
ciudad indica que, en lo alto del monte, en torno al cual se dispone el
caserío, hay “un castillo que no está arruinado del todo”. Señala los productos
agrícolas que aquí se producían, entre ellos el lino “que es el mejor de Aragón”,
de manera que “esta ciudad tiene todo lo que ha de menester para el sustento de
la vida humana y su regalo”.
Entre los monumentos que
conoció estaba la colegiata, con un prior, 9 canónigos, 8 racioneros y un
capellán real con hábito de canónigo. Un convento de franciscanos y otro de
clarisas, junto al anterior, “que se fundó hace 6 o 7 años, en una ermita de
San Miguel antigua que había junto a otra de San Sebastián”. Cita también al
convento de agustinos descalzos que se estaba construyendo en esos momentos “en
la plaza”.
Incluye algunos datos
históricos y hace mención expresa a la crisis provocada por la expulsión de los
800 moriscos que vivían en Borja, “lo que ha causado un grave daños a los
habitantes que quedaron”. Desde Borja subió al Santuario de Misericordia para efectuar
sus mediciones, yendo a dormir a Tarazona, donde permaneció hasta el jueves día
10.
Ese día partió hacia
Vera, visitando Veruela , monasterio del que ofrece amplia información, incluyendo
un dibujo de la lauda sepulcral de uno de los hijos de Alfonso II de Aragón,
que entonces se encontraba en el suelo del presbiterio, y actualmente está
colocada en la capilla de San Bernardo.
Desde
Veruela salió el día 11, viernes, en dirección a Calcena, circunvalando el
Moncayo por la izquierda de las Peñas de Herrera,
siguiendo la senda de Tarazona a Calcena por el barranco de Valdelinares en
Talamantes. Se quejaba de lo abrupto del camino y comentaba que la ferrería de
Añón se alimentaba de las minas de hierro de Talamantes, de las que estos días
nos hemos ocupado. Visitó Calcena y Trasobares, localidad esta última a la que
llegó el día 12, a la hora de comer. Allí le mostraron en el monasterio de religiosas
cistercienses dos privilegios reales, datados en 1226 y 1228, que transcribió.
De Trasobares salió en dirección a la ermita de Nuestra Señora de la Sierra,
yendo a dormir a Malanquilla el 13 de febrero.
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