Aprovechando
nuestra ausencia de Borja, durante estos días estamos publicando una serie de
fotografías que amablemente nos ha facilitado D. Juan María de Ojeda Castellot.
Entre
ellas se encuentra esta curiosa imagen de la Semana Santa de 1931 que, en principio,
venía identificada como correspondiente al Entierro de Cristo, pero que, tras
su análisis creemos que, sin ningún género de dudas, corresponde al Pregón que
todos los años tiene lugar a primeras horas de la tarde del Viernes Santo. Es preciso recordar que aquel año el Viernes Santo se celebró el 3 de abril, cuando todavía no se había proclamado la II República el 14 de abril.
En
medio de una gran concurrencia de público, está entrando en la plaza de España,
por la actual calle de Costa, la comitiva formada por los miembros de la
cofradía de las Almas, vistiendo sus habituales túnicas negras y tercerol de
mismo color. Los hábitos de color no se introdujeron en Borja hasta después de
la Guerra Civil, cuando fue creada la cofradía de San Juan Evangelista que
vistió túnica blanca con capirotes y vivos de color azul. Hasta ese momento, el
hábito negro era obligatorio para todas las cofradías, ceñidos por un sencillo
cordón franciscano.
En el
centro de la imagen se ve con sotana, manteo y bonete negros, al prior de la
cofradía que siempre acompañó al pregón. Detrás de él se encuentra la bandera
negra del Entierro de Cristo y delante de ella, se distingue a uno de los miembros
de la cofradía con el tambor, cuyo sonido da inicio al canto del pregón. No se
distingue al corneta ni podemos identificar al encargado de cantarlo que,
posiblemente, pudo ser el joven que aparece tras el tambor. Lo que sí se ve, a
la izquierda del sacerdote es a uno de los miembros de la cofradía, portando
una vara rematada con una borla negra, distintiva del cargo que desempeñaba.
Como
detalles complementarios, junto a la Casa Consistorial aparece el rótulo de la
Guarnicionería Castro y, sobre él, en la esquina del primer edificio de la
plaza el del Bar Sánchez que entonces existía en sus bajos. En el primer piso
se encontraba uno de los casinos republicanos, cuyos socios se asoman al balcón
al paso de la comitiva que marcha ya de regreso a la colegiata.
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