Ayer,
a las ocho de la tarde, la Agrupación de Cornetas, Tambores y Bombos de San
Sebastián y la Verónica inició su recorrido por las calles de Borja, para
terminar en la plaza de San Francisco en la que se habían congregado más de 600
personas, a pesar de la fina lluvia (orballo como la define la Conferencia Episcopal Española en su peculiar versión de la
Sagrada Escritura) que caía a esas horas.
El estandarte de la agrupación llevaba un crespón negro como recuerdo a Dª Felisa Sartaguda, una
destacada cofrade que acababa de fallecer.
En el
centro de la plaza se había dispuesto la hoguera que, como es costumbre en este
acto de la cofradía de San Sebastián, fue encendida con una traca que corrió
sin problemas a pesar de la humedad.
Del
interior de la pira comenzaron a salir cohete que iluminaron el cielo de la
plaza que, muy pronto, quedó envuelta por el humo y el estruendo de los
disparos de las armas de varios cofrades que, en los diversos actos de la
cofradía rinden homenaje a su Santo Patrón con estas salvas de pólvora.
Mientras
el fuego de la hoguera cobraba fuerza se fueron formando largas colas de
personas para recoger las patatas asadas y arenques que distribuían a las puertas
del convento de Santa Clara.
Hay
que destacar la perfecta organización, dado que no es fácil atender con rapidez
a tan elevado número de personas que recibieron esos ricos productos,
acompañados por vasos de vino o refrescos.
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