En un
tríptico publicado por la Asociación Cultural Belsinon de Mallén, en 2004, con
motivo del 150 aniversario de la fundación de la Cofradía del Santísimo
Sacramento y del Santo Cristo de la Columna de esa villa, se hacía referencia a
que en ella se había fusionado la antigua cofradía de la Sangre de Cristo,
creada en 1582 y “en decadencia en aquella época”.
El
hallazgo de un documento en el archivo de la familia Zapata, fechado el 6 de diciembre
de 1824, nos permite conocer más datos sobre la que se llamaba “Cofradía de
Caballeros Priores de la Sangre de Cristo de la villa de Mallén” y demostrar
que en esta última fecha la cofradía todavía perduraba.
Porque
el escrito, dirigido al Vicario General de la diócesis de Zaragoza, lo firma el
brigadier D. Francisco de Paula Zapata de Calatayud y Villanova, como “Prior de
la cofradía de la Sangre de Cristo”, solicitando autorizar la copia del Breve
de Su Santidad por el que se concedieron a la cofradía determinados privilegios
que tenía en su poder, tras haberse perdido la bula original, así como el libro
de instituciones y arreglo interior de la cofradía, durante la Guerra de la
Independencia.
Un
dato interesante que aporta es que la cofradía fue instituida para demostrar la
gran veneración con que toda la villa veneraba a esa imagen del Santo Cristo
que hoy está en capilla propia, bajo un baldaquino. Sin embargo, en aquellos
momentos la imagen se conservaba en el interior de una urna, cuya llave
conservaba en su poder el prior de esa cofradía de la Sangre de Cristo, cuya
autorización se requería para sacarla en procesión, a instancias del capítulo
de la iglesia parroquial o del Ilustre Ayuntamiento.
Los
caballeros que formaban parte de la cofradía eran quienes se encargaban de
cuidar “del aseo y lámpara de la imagen” y cuatro familias tenían el privilegio
de llevar la peana en la que participaba en las procesiones del Jueves y
Viernes Santo. Esta referencia a la Semana Santa es interesante pues también se
afirma que en ella tomaban parte otras imágenes, portadas por cofradías,
teniendo también el privilegio de estar presente el prior de la Sangre de
Cristo en el nombramiento de los mayordomos de las otras cofradías. Además,
cuando la imagen salía con ocasión de rogativas u otras celebraciones, además
de la autorización del prior, era preciso que asistiera la cofradía de
caballeros con su pendón, situándose “mediata a la imagen del Santo Cristo”.
También
se encargaba de celebrar “la festividad de las cuarenta horas”, el domingo, lunes
y martes de la quinta semana de Cuaresma.
Finalmente,
hay que señalar que la bula papal en la que constaban todos estos privilegios
fue llevada, en 1808, por el bailío frey Lucas de Villanova a la castellanía de
Amposta en Zaragoza, para que el “anticuario” de la misma de ponerla “en letra
moderna”. La muerte de dicho anticuario y los daños ocasionados durante la
Guerra impidieron recuperar el pergamino, quedando sólo la copia del mismo que,
en 1824, D. Francisco de Paula Zapata pidió autorizar.
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