viernes, 11 de enero de 2019

Paraje de San Jorge en Tauste


En el límite de los términos municipales de Novillas y Tauste y junto a la muga con la provincia de Navarra, se halla un hermoso lugar donde el cauce de un barranco salva el Canal de Tauste, en el que se reúnen una serie de elementos de interés de los que nos ha enviado imágenes Pedro Domínguez Barrios.





         Allí se levantaba una ermita dedicada a San Jorge, de características muy similares a la de San Sebastián de Ainzón y con paralelismos a la que el Patrón de Aragón tiene en Borja.



         Sus paredes desmochadas y los arcos diafragmas a punto de derrumbarse constituyen un elocuente ejemplo de la escasa atención que los aragoneses dedicamos a nuestro Patrimonio Cultural. Lo ocurrido allí puede reproducirse en Ainzón, con la citada ermita de San Sebastián, lo que constituiría una pérdida irreparable. Por eso, ahora que se ha salvado “in extremis” la ermita de Gañarul, queremos reiterar el llamamiento en favor de la de Ainzón, para lo que sería conveniente que el templo, actualmente en manos privadas pasara a ser de propiedad municipal y se instara su declaración monumental.




         En el caso que nos ocupa existió una vivienda para el ermitaño, construida, al igual que la ermita en tapial y adobe. Adosada al hastial, era de la misma anchura y su estado es también de completa ruina.




         Afortunadamente, se mantiene en pie un pilar votivo de buenas proporciones, sencillo, robusto y esbelto que, como la ermita, se sitúa en la margen izquierda del canal. Ese fue el motivo que llevó a Pedro a visitar el lugar, además de su proximidad al término municipal de Novillas.




         Construido en ladrillo tradicional, aparejado a soga, es de planta cuadrada y se levanta sobre un basamento de mampostería de la zona. Su remate o cubierta se ha perdido, pero parece intuirse que fue inclinada a una sola vertiente hacia su alzado principal, algo poco frecuente. Se aprecian restos metálicos de la base de la cruz, así como una cocción distinta de los últimos ladrillos, como si se tratase de un recrecido.



Su único exorno es una moldura de dos hiladas de ladrillo en voladizo en su fachada principal, que coronan la hornacina, siguiendo el arco de la misma, en la cual falta la imagen titular. En la parte baja de esta fachada y en la posterior hay dos mechinales.






         En ese mismo paraje se alza también una almenara, una antigua casa de dos plantas y una hermosa noguera, ahora lógicamente sin hojas. Un bello lugar para visitar y sobre todo para salvar al menos el pilar. Nuestros compañeros de la Asociación Cultural "El Patiaz" que han mostrado su preocupación por la ermita, pueden contribuir de manera decisiva a la completa recuperación del pilar.

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