Durante
nuestra reciente visita al monasterio de Leyre tuvimos la oportunidad de
adquirir la obra El ritmo cotidiano de la
vida en el monasterio medieval, editada por la Fundación Santa María la
Real que, en contra de lo que pudiera sugerir el título, recoge las
conferencias impartidas en el XXVIII seminario sobre la Historia del Monacato,
celebrado en Aguilar de Campoo, en agosto de 2014, en el que se abordaron temas
que nos han resultado de sumo interés.
Entre
ellas queremos destacar la que corrió a cargo de la Profª. Dª. Carmen
Abad-Zardoya, de la Universidad de Zaragoza e integrante del Grupo Consolidado
de Investigación sobre “Patrimonio Artístico en Aragón”, la cual trató sobre
“Cocinas y refectorios en el monasterio medieval. Formas, usos y dotaciones”,
una cuestión poco abordada, sobre la que ofreció amplia información,
especialmente referida a modelos constructivos y funcionamiento de esas
dependencias, tanto desde el punto de vista general, como aportando ejemplos
concretos, entre ellos varios de España. Nos ha llamado la atención, sin
embargo, la ausencia de datos sobre la cocina del monasterio de Veruela, una de
las dependencias conservadas y restauradas en este magnífico cenobio
cisterciense.
Y es
que, a nuestro juicio, esta dependencia monástica sigue siendo la gran olvidada
en Veruela, a pesar de que fue objeto de una completa restauración que,
probablemente, debería haberse fundamentado en una minuciosa investigación
previa.
Pero
lo cierto es que no conocemos trabajos publicados sobre ella. En las guías
editadas, se menciona de pasada e, incluso, un autor tan minucioso como el
Prof. Criado Mainar tan sólo la cita en el artículo incluido en la Guía
Histórica del monasterio de Veruela.
Elementos
tales como la comunicación en ángulo entre la cocina y el refectorio podrían
aportar elementos para la interpretación de algunos croquis a los que la Profª.
Abad-Zardoya se refiere en la obra que estamos comentando.
Sería
conveniente, por lo tanto, un estudio mucho más minucioso sobre ese espacio y
su relación con otros del monasterio. Como es sabido, la cocina monástica
estaba en relación con el refectorio de monjes, con la cilla y con el
refectorio de conversos. Pero, en Veruela, la dependencias reservadas a estos
últimos desaparecieron y, en concreto, en el lugar que ocupaba su refectorio se
levantó la Casa de Ejercicios de la Compañía de Jesús. Posiblemente había
desaparecido antes, de la misma forma que el corredor de acceso de conversos a
la iglesia, cuya puerta y los restos del muro que lo delimitaba son visibles
ahora en la cilla, ampliada en época tardía.
A
falta de más información, pues es probable que haya habido quien se haya
ocupado de las cuestiones que planteamos, aunque no conozcamos esos trabajos,
tan sólo nos permitimos apuntar su interés como tema de investigación.
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