Hace ahora un año, decíamos en este blog: “Al comienzo de este nuevo año, nuestros mejores deseos para todos los que nos siguen a través de este blog o en Facebook. Hoy más que nunca necesitamos templar el ánimo para hacer frente a la grave crisis sanitaria que, desde hace ya casi dos años, está afectándonos y marcando nuestras vidas, al mismo tiempo que nos ha arrebatado a muchas personas queridas, a las que dedicamos nuestro recuerdo, así como a las que, en estos momentos, sufren a causa de una enfermedad que dista mucho de haber sido vencida”.
Tras unos meses felices en los que pareció
que nuestros vaticinios eran infundados, la pandemia vuelve a estar de actualidad
con las noticias que nos llegan desde la lejana China, sin que sepamos a
ciencia cierta qué va a ocurrir.
Al temor ante el posible
recrudecimiento de la misma, el pasado año vino a sumarse la tragedia provocada
por la cruel guerra de Ucrania que, de alguna forma, también nos ha afectado
sin que, por el momento, se contemple una salida próxima para esa crisis.
Si a ello añadimos los problemas económicos
que azotan al mundo, en parte derivados de la guerra, aunque hay otras causas
estructurales, no parece que el nuevo año que hoy iniciamos vaya a depararnos
demasiadas alegrías.
Pero, no hay que desanimarse. Aún en
los peores momentos hay lugar para la esperanza y, entre el mal, siempre
florece el bien. Es por ello, por lo que queremos compartir con todos los que
no siguen esos deseos de paz, salud y felicidad a los que aspiramos.
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