Estos días Heraldo de Aragón daba la noticia de que Alcubierre se había sumado al número, cada vez mayor, de municipios que están instalando en sus calles cámaras de videovigilancia, para hacer frente a la creciente inseguridad que estamos viviendo, con constantes robos, incluso en viviendas con sus propietarios en su interior. En nuestra ciudad conocemos dos casos recientes, el de un inválido al que, a plena luz del día, le robaron en el Cinto los calentadores que acababan de instalarle, mientras permanecía acostado. El otro caso ocurrió por la noche, mientras la familia dormía. Al escuchar unos ruidos pudieron comprobar que habían forzado la puerta y estaban desvalijando los electrodomésticos de la cocina. Pero, hay otros muchos casos, dado que en determinadas zonas del casco antiguo apenas quedan casas sin “reventar” y no digamos nada de las bodegas.
El problema afecta a muchos municipios,
en algunos de los cuales se ha obtenido la autorización pertinente para la
instalación de videocámaras. Inicialmente, sólo se concedía a aquellas
localidades que tuvieran Cuerpo de Policía Local, pero ahora se ha extendido a
todas.
Que no es algo raro lo demuestra el que,
en nuestro entorno, Tarazona cuenta con 23 cámaras instaladas; Gallur tiene 6 y
Mallén 10. El mayor número es el de Ejea de los Caballeros con 90 cámaras. Que
el ejemplo cunda y podamos paliar, en la medida de lo posible, las consecuencias
de esta ola de delincuencia que nos está afectando.
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