En estos momentos en el que el afán belicista vuelve a hacer acto de presencia en nuestras vidas, o al menos en las de muchos de los políticos europeos, nos ha venido a la memoria una canción infantil que era muy popular: “Mambrú se fue a la guerra”, cuya primera estrofa decía así: Mambrú se fue a la guerra,/ qué dolor, qué dolor, qué pena,/ Mambrú se fue a la guerra,/ no sé cuándo vendrá.” Lo que no sabían las niñas que la cantaban era que Mambrú era, en realidad, John Churchill, duque de Marlborough.
La canción surgió en Francia, tras
la batalla de Malplaquet (1709), que enfrentó a los ejércitos de Gran Bretaña y
Francia, durante la Guerra de Sucesión española. Aunque perdieron los
franceses, como creyeron que había muerto el general inglés, compusieron esta
canción, con la que intentaban ridiculizarlo, que se popularizó rápidamente y
llegó a España con la nueva dinastía borbónica y como la palabra “Marlborough”
era difícil de pronunciar, se convirtió en “Mambrú”.
Pero, en el lenguaje popular,
“mambrú” también tenía el significado de “tonto” y eran habituales expresiones
como “no seas mambrú”, “mambrú mas que mambrú” o “vaya mambrú que estás hecho”.
Sin embargo, a pesar de haberla escuchado en numerosas ocasiones, esta acepción
no ha sido recogida en el Diccionario de la Real Academia Española.
No obstante, aunando el título de
la canción con el significado popular, el que “mambrú” se vaya a la guerra, es
para hacernos temblar mucho más que si viésemos ya los caminos de Europa
hollados por tropas llegadas desde las lejanas estepas. ¡Que Dios nos pille
confesados!
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