Albeta
fue, originalmente, un barrio de Borja, habitado exclusivamente por musulmanes.
Tras la expulsión de los moriscos fue repoblado con personas que gozaron de los
mismos privilegios que los habitantes de la ciudad, aunque siguió siendo un
señorío laico, repartido entre dos familias, como había venido siendo desde la
Edad Media. Una de ellas eran descendientes de D. Juan de Coloma, el secretario
de los Reyes Católicos que había adquirido la mitad de Albeta en el siglo XV.
La otra mitad pertenecía a los condes de Fuenclara.
El monumento más
destacado es la iglesia parroquial de
Santiago Apóstol., cuya construcción fue ordenada cuando, en 1526, el
emperador Carlos V dispuso la conversión forzosa de los moriscos. Comoquiera
que el concejo de Borja tuvo que hacer frente a la edificación de tres templos
en sus barrios de Albeta, Maleján y Ribas, se resistió durante varios años,
ante el coste económico que ello representaba. En 1555, le fueron encargadas a
Alonso González, uno de los más importantes artistas aragoneses que residía en
Borja, donde contrajo matrimonio. Pero González, excelente pintor y decorador
que, entre otras obras es el autor de las pinturas del ábside de la catedral de
Tarazona, no pudo hacer frente al encargo. Ello dio lugar a que, en 1557, el
visitador del obispado impusiera a Borja una grave medida disciplinaria, el interdicto
contra las tres parroquias de la ciudad hasta que las tres iglesias fueran
levantadas. En 1558, las obras de la parroquia de Albeta fueron encomendadas a
Domingo de Mendizábal, un maestro vasco que llevó a cabo la construcción,
finalizada en 1560.
Desechada la idea de
reutilizar la mezquita, que terminó convertida en almacén, se optó por levantar
un templo de una sola nave, con dos tramos, cabecera semicircular y coro alto a
sus pies. Se cubre con bóveda de crucería estrellada, decorada con claves de
yeso. Los nervios apoyan sobre unas sencillas ménsulas en forma de cabezas,
sobre el friso que recorre toda la nave.
Al
exterior la obra fue ejecutada en mampostería con fajas de ladrillo y se remata
por alero de doble teja. En torno al perímetro se disponen varios machones o
contrafuertes de ladrillo que fue preciso levantar en el siglo XVIII, ante el
mal estado de la fábrica. No tiene torre, sino una sencilla espadaña sobre la puerta
de entrada, construida en 1897.
A
finales del siglo XVIII, tras la consolidación del edificio, se construyeron
dos capillas a ambos lados del primer tramo. A la izquierda la del Niño Jesús
(1776) y a la derecha la de la Virgen del Rosario (1777).
Ambas fueron realizadas
por el maestro albañil borjano Juan Aznar y se cubren con cúpula sin linterna.
La más importante es la de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad, que
está decorada con pinturas murales, recientemente restauradas.
La
mayor parte de las obras artísticas de la iglesia proceden de Borja. Destaca la
pila bautismal porque en ella aparecen las primitivas armas de la ciudad: El
castillo sin la vaca y, por supuesto, sin la flor de lis y el león rampante.
Muy cerca de la
iglesia, se encuentra la fuente del Ojo
que es un sencillo surgidero a partir de una pequeña galería de unos 40 metros
de longitud. De propiedades minero medicinales, sus aguas fueron utilizadas
desde la antigüedad. Allí han sido encontradas varias monedas del I siglo
después de Cristo que ponen de manifiesto dicho uso y sobre el culto a una
divinidad desconocida relacionadas con
las aguas, en ese lugar.
En
2010 fue inaugurado en Albeta el Centro
de Interpretación del valle del Huecha, ubicado en un edificio de nueva
construcción. A lo largo de las salas dispuestas en sus dos plantas, se ofrece
una visión de las costumbres y tradiciones de la zona agrupadas en cuatro áreas
temáticas: Aire, Agua, Fuego y Tierra.
Las instalaciones fueron
realizadas con las más modernas técnicas expositivas por una empresa
especializada que ha sido también la responsable del documental con el que se
abre el recorrido.
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