De
nuevo, el Archivo de Filología Aragonesa,
al que hemos aludido varias veces estos días, nos proporciona una noticia
curiosa, relacionada con Borja. En este caso, en el artículo de Dª María José
Ayerbe Betrán titulado “Ecos aragoneses en la literatura medieval española”.
Poema de Yusuf |
Al
tratar de la literatura aljamiada, (nombre con el que se conoce a los textos
elaborados por los moriscos, en castellano, pero con grafía o caracteres
árabes), se refiere al azar que ha presidido la recuperación de muchos de estos
textos. En concreto, alude al Poema de Yúsuf (José), encontrado en una cueva de
Morés, al casi centenar de códices que aparecieron, en 1884, al derribar una
casa de Almonacid de la Sierra, y a un “Sermón de Ramadán” que fue encontrado
en Borja.
Aunque
no se hacen constar las circunstancias de ese hallazgo, es posible que guarde
relación con el que tuvo lugar, en 1854, en nuestra ciudad, del que dio noticia
M. G Ticknor en su Historia de la
Literatura Española, traducida al español en 1856 por el Académico de la
Historia D. Pascual de Gayangos quien, en una nota del apéndice al tomo IV,
describía las circunstancias del descubrimiento que, por su interés,
reproducimos:
Borja. Antigua morería |
“Hállase
este poema aljamiado en un tomo de misceláneas arábigas, en 4º, de letra, al
parecer, de fines del siglo XVI, y que, según nos han informado, procede de la
villa de Borja, en Aragón, donde fue hallado en 1842 a vueltas de otros varios,
al derribar unas casas que en lo antiguo fueron aljama o ayuntamiento de
moriscos. El que los descubrió, hombre codicioso e ignorante, creyó desde
luego, como en semejantes casos acontece, que aquellos libros eran otras tantos
indicios de algún tesoro allí encerrado desde el tiempo de los moros; túvolos
algunos años en su poder, reservándolos hasta de su propia familia, y sin
dejarlos ver de personas que pudieran haberle desengañado acerca de su
contenido, gastó no pequeña parte de su hacienda en hacer secretamente
excavaciones que le condujesen a vista del supuesto tesoro; y a su muerte,
ocurrida catorce años después, tan solo pudo hallarse el que ahora se describe.
Hemos creído deber hacer esta digresión por ver si se puede poner coto a la
especie de persecución que a todas horas y en todos los ángulos de la monarquía
se está ejerciendo contra esta clase de monumentos escritos, que así pueden
aumentar el caudal de nuestra literatura, como arrojar luz sobre la historia
civil de aquella raza, resto de los antiguos conquistadores.
Quien
sea el autor del poema se ignora de todo punto; ninguna indicación hemos
hallado en el resto del tomo, que se compone casi en su totalidad de fragmentos
de libros castellano-arábigos, reunidos por el colector. El estilo y lenguaje,
atendidas las razones ya expuestas en otro lugar, no parecen pertenecer al
último tercio del siglo XVI, es decir, medio siglo después del poema de José”.
Lo
que ocurre es que este documento es descrito como “Poema anónimo en alabanza de
Mahoma”, al que otros autores, como el argentino Miguel de Toro y Gómez, han
calificado como uno de los monumentos más notables de la poesía aljamiada.
El
manuscrito se conserva, en la actualidad, en la Real Academia de la Historia,
formando parte de la colección que perteneció al citado D. Pascual de Gayangos,
adquirida por el Estado en 1896. En concreto, es el que lleva la signatura T-18
del citado fondo.
Hemos
de reconocer que ha sido la lectura de Archivo
de Filología Aragonesa, la que nos ha puesto sobre la pista de lo que
acabamos de relatar, así como sobre otros aspectos relacionados con los
moriscos borjanos a los que dedicaremos otros artículos.
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